Nadia Collete: «A veces las palabras no alcanzan en el final de la vida»

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MARCOS MÍGUEZ

Es bióloga, doctora en Psicología, licenciada en Bellas Artes, máster en arteterapia y en asesoramiento en duelo y pérdida. Con toda esa mochila, lleva 17 años trabajando en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Sant Pau de Barcelona

27 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La experiencia de Nadia Collette Birnbaum (Bélgica, 1961), que trabaja vinculada al Instituto de Investigación del Hospital Sant Pau de Barcelona, salió a relucir en A Coruña en las jornadas Emocion@arte impulsadas por el Chuac y la Fundación María José Jove para explorar las posibilidades de la plástica y la música en la sanidad.

-Es una rara avis. ¿Qué hace una artista-bióloga-psicóloga en un hospital?

-Mi trabajo es ofrecer materiales artísticos a los pacientes y sus familiares para ayudarles a expresar su situación, sus vivencias. Para ayudarles a decir de otra manera. Porque a veces las palabras no alcanzan en el final de la vida.

-¿Y ha comprobado...?

-He visto y comprobado la buena receptividad de los pacientes, las familias y el personal. Al principio les suena un poco raro. Están más acostumbrados a máquinas, pastillas… Este es otro lenguaje. Inicialmente sorprende, pero responden muy bien y estamos comprobando empíricamente, mediante escalas y un protocolo validado, que algunos síntomas, el dolor, el desánimo, el malestar y el nerviosismo, experimentan una reducción significativa.

-O sea, existe evidencia científica.

-Sí, sí. Hablo siempre de esto porque nos exigen evidencias, pero lo más importante que descubro es la relación de la persona que está sufriendo. Por eso estoy ahí realmente. Lo que descubro es la riqueza del intercambio. El enfermo a través de su proceso artístico se vuelve un maestro comunicando su vulnerabilidad, sus vivencias... El final de la vida es algo de lo que no solemos hablar. Lo descubrimos en el hospital.

-¿Cómo llega hasta ellos?

­-Primero charlamos un poco. Lo más importante es el encuentro. El primer instrumento de la arteterapia es la persona. Los materiales son primordiales, pero sin el arteterapeuta no servirían de mucho. Puedes dejar una caja de lápices en su habitación, pero si no intervienes, seguramente no pasaría nada. Son personas con muchas pérdidas, deterioro, y necesitan alguna propuesta. Yo se la doy, de forma abierta, para no dirigir.

-¿Cómo?

-Por ejemplo, invito a utilizar la mano izquierda cerrando los ojos para hacer un garabato. No se necesita conocimiento artístico alguno. Y ese primer trazo permite a la persona empezar a confiar. Hay cierta autocensura, te dicen ‘pero si yo no sé dibujar’. Pero se demuestra que esa capacidad la tenemos todos.Todos podemos hacer una raya. Después, intentamos hacer proyecciones, identificar figuras y eso nos da pistas de lo que la persona tiene en la mente. Y poco a poco avanzamos en ese proceso único y personal de cada uno.

-Otro ejemplo, por favor.

-Pues escuchar un fragmento musical e intentar traducir a pintura la sensación que le ha provocado. A través de estas pequeñas experiencias se puede lograr cualquier grado de interpretación simbólica, o no, o alcanzar simplemente la relajación. Es la persona la que decide hacer un trabajo más superficial o implicarse profundamente haciendo introspección. Depende de su voluntad.

-¿No les asusta?

-Muchas veces sienten, sobre todo, miedo. Es difícil transmitir el miedo. Y muchas veces están preocupados por no preocupar a sus seres queridos. Ellos mismos nos dicen que hablan de cosas que no hablan con su familia.

-¿Cómo se enfrentan a la muerte?

-Hacemos como si no estuviera. El arte te permite no hablar directamente de la muerte, sino a través de representaciones metafóricas. Es menos invasivo que una relación psicológica convencional. Por ejemplo, si escoge colores oscuros o formas agresivas, el enfermo reconoce elementos que le asustan. De forma indirecta llegamos a lo que les asusta.

-¿Necesitan apoyo psicológico?

-Puede pasar. Yo me formé en Psicología y eso me ayuda a encontrar herramientas para salvar dificultades. Puede ser que la persona se angustie muchísimo o se agite por lo que observa en su propia obra. Tengo herramientas para asistirla hasta un punto. Si no, está el equipo multidisciplinar y puedo pedir un rescate. A veces seguir con el propio proceso creativo resuelve el conflicto.

-¿No se lleva todo eso a casa?

-Se va estableciendo un vínculo muy personal y con algunos incluso intercambio whatsapps. Me van enviando alguna creación… Muchas veces la familia también me informa cuando fallece como alguien más de su entorno. Y eso, al fin, es una gratificación gigantesca.

-¿Cómo se llega a aceptar el final?

-Es complicado, pero es un proceso natural. Hay muchas personas que mueren en paz. Es verdad que la presión social no favorece el proceso de aceptación, pese a que sabemos que somos mortales. Ellos mismos me dicen que ven las cosas de una manera más natural, que su situación no es tan desesperante ni tan horrible. Esto es un ejemplo de aceptación. O me cuentan ‘en mis dibujos conecto con muchos recuerdos y repaso mi vida, y me doy cuenta de lo que he vivido’. Eso da valor y sentido a la existencia. Y las personas, cuando encuentran su sentido vital, aceptan el final. No quiere decir que no tengan ningún miedo, pero no es lo mismo vivirlo desde la serenidad. A veces la esperanza irrealista de dar tratamientos cuando sabemos que no… entonces no pueden aceptarlo. No es sencillo conectar con lo más profundo de uno mismo y reconocer que es un punto final. No es fácil ese camino, pero es posible.

-Y usted sabe que el arte lo facilita.

-El arte ayuda y no lo digo yo. La neurociencia está afirmando que si los humanos hemos conservado la capacidad artística es porque nos ayuda a afrontar la adversidad. El arte, si se ha mantenido en la evolución biológica de la especie humana es por sus cualidades terapéuticas. Todavía estamos en los albores de estos descubrimientos, pero la ciencia busca por qué tenemos el arte en nosotros. Yo estoy convencida de que es porque nos ayuda a comunicarnos. El arte, la belleza, tiene muchos efectos y funciones. Nos ayuda a reflejarnos.

-¿Quizás transforma la realidad?

-Sí, sí. Es verse a través de un espejo. Nos da otra forma de mirar, nos permite llegar a modificar nuestra realidad.

-Su experiencia empieza a tener reflejo en centros gallegos.

-Sí, sí. Se están desarrollando proyectos en el Chuac, con música, arte gráfico o con la presencia de animales. Son tratamientos complementarios que se están desarrollando de una bonita forma. Da mucha ilusión. Todo esto va en la línea de humanizar. Es triste decir esta palabra porque quiere decir que podemos estar deshumanizados... ¡Bienvenidos sean todos los proyectos que nos conecten con nuestra humanidad!