-Podemos decir que la época imponía sus reglas, pero su felicidad estaba por encima de todo.
-Sí, totalmente. Es una historia de amor y de dos personas que quieren ser felices y que quieren vivir en libertad, y no le hacen daño a nadie. Pero claro, la sociedad en la que vivían se lo ponía todo muy complicado.
-¿Te ves haciendo algo así por amor? ¿Serías capaz?
-Yo creo que por amor se puede hacer cualquier cosa. Cuando tú estás enamorado es un sentimiento tan bonito... De repente sientes que es como casi magia, una persona que te completa y que amas y que te ama... Todo lo bonito que encierra el amor... Cuando encuentras a una persona a la que amas y es recíproco, por ella se pueden hacer muchas cosas. Todo será poco.
-¿Iremos a por otro Goya?
-Bueno... ja, ja. No, no... yo eso, esas cosas ni las pienso. Para mí el premio de verdad es hacer las cosas que estoy haciendo, y poder hacer de Elisa. Con eso yo ya he ganado, con poder estar en esta película y dar vida a esa mujer, con poder contar una historia tan increíble, y que gracias a esta peli la gente que no la conocía la vaya a conocer. Ojalá que al ver esta película a todos los que piensan mal sobre las personas del mismo sexo que se aman les cambiara la mente, que entendieran y vieran el amor, que dijeran: «Pero si esto es amor, qué mas da». Deberíamos de estar luchando por la gente que mata, por la violencia, pero no contra gente que se ama. Y eso hoy en día sigue pasando. Esta película está basada en 1900, pero es que hoy en día sigue habiendo persecuciones al colectivo LGTBI y millones de cosas que son muy actuales. Así que para mí ese sería el verdadero premio, que la gente la viera y que les cambiase la mentalidad.
-Hablando de intolerancia, creo que aguantaste de todo por la foto que subiste con las axilas sin depilar durante el rodaje...
-Parece mentira, pero bueno, no sé, también te das cuenta de lo atrasados que estamos en general, porque todas las mujeres tenemos vello, es una cosa supernatural. No puedes asustarte tanto por ver una axila sin depilar, me parece surrealista, ¿no? Te das cuenta de lo avanzados que estamos en unas cosas y lo atrasados que estamos en otras que tienen que ver con la naturaleza y con la realidad, pero bueno, poquito a poco. Ojalá algún día seamos todo lo libres que podamos y que cada uno haga lo que quiera, el que quiera depilarse que se depile y el que no quiera, no. No por ello vas a ser menos mujer.
-¿Qué tal tu paso por Galicia? ¿Habías estado antes?
-Cuando era pequeña, los quince días que pasaba con mi padre era haciendo tramos del Camino de Santiago, y estuve como tres o cuatro años recorriéndolos con él. Lo que pasa es que desde entonces no había vuelto, y como este ha sido un rodaje muy intenso no he tenido mucho tiempo para hacer vida normal, pero los sitios a los que hemos ido para rodar son una auténtica pasada. El paisaje gallego es espectacular, y en la peli también se ve. Y hemos comido... ¡hemos comido muy bien! Ja, ja, ja. Fue muy bonito el rodaje.
-O sea, que eres una peregrina.
-He sido una peregrina, ja, ja. Bueno, una «fake peregrina», porque era muy pequeña y hacía como tramitos, decía: «Venga, dos kilómetros», y me recogían con el coche. Un poco cusca, pero bueno, sí que lo fui, ja, ja.
-Ya no eres la actriz del momento, ¿impone más estar ya consolidada?
-Es que no me siento consolidada, es una paranoia, porque creo que sí que me han pasado cosas muy increíbles y no paro de trabajar, pero yo todavía siento que estoy empezando. Si es que en realidad llevo muy poco. Y sí que tengo esa presión de decir: «Es que quiero vivir de esto toda mi vida», porque no quiero que sea algo efímero o una moda. Tengo ese miedo. El día que me sienta consolidada respiraré un poco más tranquila, pero a día de hoy digo que no sé si mañana seguiré trabajando de esto. Estoy luchando y hago mi trabajo con mucha responsabilidad porque es lo que quiero, quiero jubilarme encima de un escenario o detrás de una cámara.
-Tienes 27 años y una vocación de hierro.
-Sí, tengo 27 y esta siempre fue mi vocación. Lo que no sabía era que lo iba a conseguir.
-¿Y qué te dice tu madre? Estáis muy unidas.
-Mi madre está orgullosísima, y para mí ella es el amor de mi vida. Verla a ella cómo lo disfruta y cómo se siente de orgullosa, la sonrisa que le sale cada vez que ve algo mío... Es el mejor regalo que le puedo hacer a todo lo que ella ha dado, así que por lo menos que se sienta orgullosa y disfrute de su hija.