Tiempo de cobras

Fernanda Tabarés DIRECTORA DE V TELEVISIÓN

YES

05 nov 2016 . Actualizado a las 05:20 h.

ASD

La demolición del régimen del 78 ha derivado finalmente en una gran cobra institucional. Cinco millones de españoles votaron a Podemos en el mes de junio y otros tantos (o algunos de los mismos) consumieron el lunes con devoción el beso fallido entre Chenoa y Bisbal. Pocos minutos después de producirse, Íñigo Errejón encontraba en el gesto similitudes con la tragedia socialista, en lo que constituye una evidencia de que las ansias de cambio están hoy más próximas a un concurso de telerrealidad que al machacón asalto a los cielos que pronosticaba la nueva política.

Durante unos meses, con los vapores de la Gran Recesión empapándolo todo, parecía que las costuras del sistema estaban preparadas para estallar. Pero en apenas dos años, el interés general vuelve a estar en dos artistas mediocres que hace quince años inauguraban la nueva televisión, esa que sublima el pronóstico de Warhol convirtiendo en referentes de éxito a personas que poco más tienen que ofrecer que su vulgaridad creativa o existencial.

Hay también algo del espíritu Mariano en la fascinación que España sintió el lunes por el devaneo frustrado de Chenoa y Bisbal. Rajoy ha hecho de la cobra una forma exitosa de hacer política. Ha movido el cuello hacia atrás cuando el enemigo aproximaba las fauces y, a la vista está, ha resultado ganador.

Errejón escribió en Twitter: «Bisbal tratando a Chenoa como Rajoy al PSOE». Entre el núcleo irradiador y esta referencia a Operación Triunfo está la clave de la deriva de Podemos. El general violeta ve al PSOE en esa atmósfera cuando quizás tendría que encontrar alegorías de su propia circunstancia, esa que ha permitido a Rajoy volver a ser presidente con el menor número de votos en contra de la historia del régimen del 78. Para estar en demolición, ha resultado que el muerto de la Transición estaba muy vivo.

Por si diera pocas pistas el deslumbramiento de Errejón por Chenobal, la onda expansiva del acontecimiento televisivo de la temporada alcanzó a otros líderes de la nueva política. Ramón Espinar, afín a Pablo Iglesias y rival de Íñigo en el íntimo asalto al poder que se ventila en el interior de Podemos, escribió con la misma etiqueta: «De Chenoa. A muerte». Que se hayan encontrado nuevos liderazgos en la anodina cantera de Operación Triunfo constata que inauguramos un tiempo nuevo. El de la resignación y las bombas de palenque de las peores orquestas.