Marta Ortega, al pie del cañón

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10 sep 2016 . Actualizado a las 05:05 h.

Desde que empezó septiembre los coruñeses peregrinan a la recién inaugurada macrotienda de Zara en el entorno de la plaza de Lugo. Hasta las placeras del mercado esperan que, además de ropa a buen precio, la marea humana pare a comprar pescados o verduras. La que ya ha estado varias veces en el nuevo establecimiento es la mismísima Marta Ortega, hija del fundador del imperio, que esta semana se situó de nuevo en cabeza de la lista de hombres más ricos del mundo. No, Marta no estuvo simplemente de visita. Solo le faltó mover alguna estantería para ser como su padre, que cuando se inauguró Marineda City estuvo varias mañanas por allí haciendo cambios porque había algunos detalles que no le gustaban. Al pie del cañón. Marta se fijó en todo. Sin bolso y sin despegarse del móvil dejó claro que fue allí a trabajar. A ver si faltaba algo. A comprobar de primera mano las reacciones de los clientes, a algunos de los cuales saludó, incluida una sobrina. Salió un rato a tomar algo a la cercana cafetería-restaurante Mamá Chicó, propiedad de un ex de Inditex, como tantos y tantos negocios en A Coruña. Y después regresó a la tienda, que no es una más de las siete mil y pico de la cadena sino una tienda especial, como me confirmó Jesús Echevarría, director general de comunicación y relaciones institucionales de la compañía. Como hacen miles de ciudadanos estos días, también me di una vuelta por allí y me compré un pantalón largo de felpa para hacer deporte en invierno y sudar los excesos del tórrido verano. Me llamó más la atención el continente que el contenido y en especial las imponentes vistas sobre el puerto de A Coruña. Las escaleras mecánicas me parecieron muy estrechas y cuando se lo dije a una sobrina arquitecta poco menos que me llamó ignorante. «Son solo para subir y bajar, no para ir charlando. Ahora son así». Hay moda hasta en eso. A donde todavía no he ido es al reformado mercado de Progreso de Vigo que, siguiendo la tendencia de otras plazas de abastos, adaptaron para que convivan puestos de alimentación o textil con hostelería. En A Coruña abren una tienda que anima al mercado cercano y en Vigo un mercado que anima a las tiendas.

A VEINTE MANOS

Alguna vez les hablé de los saraos que organizan los del restaurante Bocanegra, cerca de casa de los Ortega, con su cocinero Pablo Pizarro a la cabeza. El último fue una cena a veinte manos para celebrar su segundo aniversario. Como dentro no había sitio suficiente para tanto cocinero y sus propuestas, utilizaron el interior, la terraza y parte de la calle peatonal para preparar unas tapas riquísimas. Las que más me gustaron, sin desmerecer al resto, fueron el taco de buey gallego y pimientos de Padrón encurtidos de Héctor López, del restaurante España de Lugo, y los tomates del huerto, sardina ahumada y albahaca por los que apostó Lucía Freitas, de A Tafona de Santiago. «Son de mi huerta», me dijo sonriente. Con el rostro feliz de siempre encontré a Pepe Solla, que me dio una púa de guitarra en la que figura el número 55 y que es como un spoiler de la presentación en la sala Capitol de Santiago del libro que recoge su trayectoria y que verá la luz en noviembre coincidiendo con el 55 aniversario de su restaurante. De vuelta a casa pasé por delante de la iluminada tienda de Zara.