Exprimimos el zumo

YES

cedida

Los expertos nos guían frente a lugares comunes y frases hechas en torno a la ¿reina? de la vitamina C. ¿Es la naranja mejor que su zumo?, ¿por la noche «mata»?, ¿pierde las vitaminas, como nos decían en casa? Vamos a la pulpa para saber algo más.

21 may 2016 . Actualizado a las 09:51 h.

Allá Newton y su manzana, que yo con mi media naranja feliz estoy. Porque esta historia va de amor. Y es por esa fruta cítrica que ha empapado nuestra vida desde niños para vernos crecer tan ricos en vitamina C. Hablamos del zumo, el elixir que, según cómo te lo tomes, determina si te la juegas como hijo o te has pasado a la Liga de la maternidad. 

¿En qué casa no se ha oído eso de «¡Bébetelo ya!, que pierde las vitaminas»? La frase, que no es patrimonio exclusivo de la EGB pero ha marcado a varias generaciones de egeberos, se resiste a la extinción. ¡Debe de estar en los genes del verbo desayunar! Pero hay algo que debéis saber... o refrescar. «El zumo no pierde las vitaminas aunque no se tome en el momento de exprimirlo -asegura la nutricionista Fátima Branco-. Con el tiempo puede cambiar el sabor, pero no sus propiedades. La vitamina C solo se perdería a temperaturas muy altas, a más de 120 grados. Así que como no calientes el zumo, no hay problema. Creo que esa frase se decía más para que los niños se apurasen y acabasen pronto de desayunar». 

Golpe al refranero

Una o dos naranjas (al gusto) para comenzar el día no está nada mal. Según los expertos, no hay tope en el consumo de una fruta a la que se atribuye el poder de suavizar los catarros y retrasar el envejecimiento: «Ojo, no cura el catarro, solo lo suaviza, lo hace más leve», advierte Branco, quien también subraya que dos o tres piezas de fruta al día son más que suficientes en una dieta sana. «Para asegurarte de que un niño tome su ración de fruta, un zumo de dos naranjas por la mañana es una buena opción».

Visualizas entonces esa escena cotidiana, invariable, ese vaso que es un abismo naranja entre una madre y un hijo, ese vaso que una y otro jamás verán igual. ¿No sería mejor tomarse la naranja a media tarde o por la noche, cuando estemos bien despiertos y el cole no se haga esperar? Pero he aquí la voz de la conciencia del refranero, el saber popular que ha derramado ríos y ríos de jugo: «La naranja por la mañana es oro; por la tarde, plata, y por la noche mata». Pero qué volubilidad. «Este es un dicho sin fundamento -aclara la endocrina Teresa Martínez, del Chuac-. La naranja o su zumo no tienen por qué sentar mal en ningún momento del día, siempre y cuando no te tomes muchas seguidas». Si Martínez es contundente, Branco advierte que el dicho es extensivo al resto de las frutas. «Por su contenido en azúcar, siempre es mejor consumir la fruta por las mañanas. Y es recomendable evitarla por las noches, porque el azúcar de la fruta se absorbe muy rápido, se convierte pronto en grasa y si nos vamos a dormir no la quemamos. Eso sí, si por la noche antes de acostarte te das un paseo... la naranja ya no te ?matará? tanto», dice Branco con humor.

 ¿La reina? ¡Y un pimiento!

No es por hacerle un feo a esta reina de la vitamina C, pero las expertas advierten a YES que el pimiento, el kiwi, la fresa y los arándanos merecen más el tratamiento de majestad. Solo que, como en este caso la cantidad importa y permite comparar, es más factible consumir al día cien gramos de naranja que los mismos de pimiento.

¿Entera o en zumo? He aquí otra gran cuestión. La clave está en la fibra, dicen Teresa Martínez y Fátima Branco: «Hay mayor aporte en la pieza de fruta». Así que la mejor opción para cada cual la decidirán las condiciones del tránsito intestinal.

A menos que se padezca diabetes, hay una sola razón de peso para no pasarnos en naranjas; es literal: no ganar peso. Por lo demás, redonda es esta fruta que nos da el desayuno. ¡Y mucho más!