El escritor Rafael López Vilas: «No he venido a agradar, mi obra es como echar limón en una herida»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El autor vigués presenta sus poemas antisociales en «Vosotros, el pueblo»

04 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando escribe poesía, Rafael López Vilas (Vigo, 1975) cambia de piel y se convierte en El Lobo está aquí. Con ese alter ego y el libro Vosotros, el pueblo. Poemas antisociales (editorial Versátiles) reaparece el autor de Lobo come lobo para presentarlo este viernes, 6 de octubre, a las 20.00 horas, en la librería Versus (Venezuela, 80). El vigués que debutó en el 2007 con la novela Diatraba de la parte de atrás y dos años después en poesía con Recuerdos de la cisterna, comparecerá en una versión más humana de sí mismo, acompañado de la poeta Mara Dres para la lectura de algunos de sus nuevos textos.

—Hace dos años publicó la novela «Tierra quemada», que tiene cierto paralelismo temático con su nuevo poemario, ¿no?

—Tiene mucho que ver porque la novela está ambientada en el paisaje desastroso que deja la crisis del 2007 y Vosotros, el pueblo, aborda cómo hemos gestionado todo lo que sucedió después, desde el covid al ascenso de la ultraderecha. Habla del silencio de la sociedad como respuesta a la pérdida de derechos, el deterioro de la sanidad y la educación públicas, de cómo miramos para otro lado ante la violencia machista o la gente que muere en el estrecho buscando una oportunidad o la precariedad laboral. De hecho, la dedicatoria del libro es para los trabajadores: «A ti, obrerito de derechas, que te mean por encima». En definitiva, habla de los que no distinguen su mano izquierda de su mano derecha.

—¿Diría que hay un tono de enfado en su nuevo poemario?

—Estaba más consternado que enfadado cuando lo escribí. Me pareció increíble ver que cuando nos estaban recortando de todo o cuando sucedieron cosas tan graves como las muertes de tantas personas en las residencias en Madrid, nuestra respuesta como sociedad haya sido el silencio.

—Los llama poemas antisociales, pero es obvio que son muy sociales...

—En el anterior poemario, Lobo come lobo, había una crítica hacia las altas esferas de la política y las finanzas. En este me pareció oportuno mirar hacia los que sustentan el sistema, hacia los ciudadanos. Nosotros somos también responsables de lo que sucede, no solo unos políticos o unos medios de comunicación que nos dirigen hacia un lado u otro. Tenemos que tener un criterio y hemos perdido el sentido crítico más allá de las cosas que nos dan mascadas para que repitamos como borregos.

—Desde luego, queda claro que sus poemas no son para relajarse.

—Bueno, es realismo social, crítico, cáustico y mordaz, y busca una reacción. Tiene un alcance muy corto, pero busca molestar. Es una gota de limón en la herida, es morder en el tuétano. Modestamente, es lo que pretendo. Quiero enfrentar al lector a un espejo y que pueda sentirse herido en algún momento, porque si te molesta identificarte con algo que no están bien, quizás es por algo.

—Su estilo es muy narrativo y quien busque florituras, no las va a encontrar. ¿O sí?

—Más bien, no. Hay mucha prosa poética. Lo que no me interesa es perder el tiempo. No he venido a agradar. No es una obra agradable y para mi escribir este tipo de cosas tampoco lo es. Ojalá pudiera reflejar otras realidades. También lo hago, pero no en esta faceta donde hago realismo social.

—¿Hay algún tema que tenga que ver con Vigo de forma concreta?

—No. Es probable que en algún momento sobrevolasen las luces navideñas, pero quise ser un poco más generalista. Los temas que competen a este libro afectan a la realidad española y son transversales.

—¿Hay terapia o mala leche?

—Me despacho con un montón de cosas, pero no me quedo a gusto. Mi respuesta a la realidad cotidiana es esta. No es un panfleto, no está escrito desde la mala leche ni desde el enfado y lo que intento es algo constructivo a través de una reacción ya sea positiva, de rechazo o de asco.