Un defensor de los taxistas de Vigo en tiempos muy duros

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CAPOTILLO

Con el expresidente de la cooperativa, que se las vio con ediles de Tráfico de todos los partidos, llegaron las primeras mamparas

09 nov 2018 . Actualizado a las 07:51 h.

José María Peroja Moure falleció este miércoles en Vigo a la edad de 71 años. Aunque llevaba tiempo retirado de la profesión, muchos le recordarán como el representante de los taxistas de la ciudad en los años 90. Peroja fue el defensor del sector en unos tiempos especialmente duros, cuando los atracos que sufrían estos profesionales eran casi diarios por los problemas de drogadicción en las calles y había que luchar con las administraciones para establecer medidas de seguridad hasta el momento inéditas (en esa época fue cuando se empezaron a poner mamparas y sistemas GPS).

El expresidente de la Cooperativa de Autopatronos del Taxi de Vigo, que también estuvo en la asociación provincial durante un tiempo, era un hombre sin pelos en la lengua, que dimitió en varias ocasiones por el tiempo que le robaba el cargo y que se las vio con concejales de Tráfico todos los colores: la socialista Maribel Ayuso, el popular José Ramón Montero, el nacionalista Xoaquín de Acosta. «En esta profesión no puede vivir nadie que solo esté al volante ocho horas», dijo Peroja en una entrevista con La Voz en la que reconocía que, entre sus compañeros, siempre había un pequeño porcentaje de «listillos que timan a los turistas». A pesar de eso, advertía el profesional del volante, el camino más corto a veces es el más complicado. Buscando ingresos extra para el sector llegó a pactar con el Concello una ordenanza que daba paso a la publicidad en los vehículos. Y otra de sus luchas fue contra el intrusismo y la competencia desleal. Peroja entabló una lucha contra colegas de Mos y Redondela que prestaban servicio en el aeropuerto de Peinador, porque de aquella se entendía que solo le competía regularlo al Ayuntamiento de Vigo.

Los restos mortales de José María Peroja, que deja mujer, cuatro hijos y cuatro nietos, fueron velados ayer en el tanatorio Vigomemorial y trasladados posteriormente a la iglesia parroquial de Santa María María de Rubín, en A Estrada, en cuyo cementerio fue enterrado.