El elixir mágico del tatarabuelo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

REDONDELA

M.MORALEJO

La viguesa Belén Max recupera para Arelar la fórmula del piscolabis que inventó el antepasado boticario de su marido añadiendo variedades de licor que elabora solo con materia prima de temporada y ecológica

09 jun 2020 . Actualizado a las 00:34 h.

Hace más de un siglo, en Redondela, además de adorar al choco y saber hacer delicias con él, los paisanos disfrutaban de una bebida espirituosa que puso en circulación el boticario Pedro Otero Milleiro. Popularmente al licor se le conocía como el piscolabis. Los vecinos siguieron disfrutando durante años de la bebida elaborada bajo una receta secreta y con el tiempo, desapareció. Hace seis años, un descendiente del señor Otero, su tataranieto Bastián Barral Puga, se propuso recuperarla y gracias a su mujer, doctora en Ciencia y Tecnología Alimentaria, el elixir vuelve a circular por Galicia. Belén Max Carrera, viguesa reconvertida ahora en redondelana, tiene en la villa de los acueductos lo que ella define como su nanolaboratorio, ya que allí obra el milagro de reeditar la bebida espirituosa en un espacio de 18 metros cuadrados donde hace sus mezclas, crea nuevos productos e investiga diferentes fórmulas y él se ocupa de la labor comercial y colabora en el embotellado.

En el 2014, cuando sus hijas tenían dos años, se planteó volver al mercado laboral. Se le ocurrió hacerlo rescatando del pasado la receta de licor típico que había formulado el farmacéutico y que fue pasando de padres a hijos. Por eso, el buque insignia de Arelar, que así se llama la pequeña empresa, es El Piscolabis del Bisabuelo «y a raíz de este hemos sacado otros sabores tras un desarrollo de investigación y pruebas con diferentes hierbas y frutas» porque como recuerda la experta en tecnología de los alimentos, lo que caracteriza a toda la gama de productos con los que ha crecido la familia de licores es que todos están elaborados con procesos artesanales y empleando solamente frutas y hierbas ecológicas.

«Los inicios fueron más complicados precisamente por eso, porque tuvimos que hacer una labor previa de localización de productores de materia prima certificada. «Casi todos están en Galicia y tratamos que sean de proximidad, de hecho la mayoría son de la provincia de Pontevedra, pero a veces no es posible. Ocurre, por ejemplo, con el licor de naranja. Lo intentamos con naranjas de aquí, hicimos pruebas, pero al final nos tuvimos que ir a las de Valencia», reconoce.

Actualmente, bajo la marca Arelar produce en total ocho variedades diferentes. El último en incorporarse, hace tres años, al grupo fue la de licor café, para el que emplean grano de origen etíope, Yirgacheffe, receta realizada en colaboración con la barista Sofía Prieto, que tiene años de experiencia y nos ayudó», indica.

Belén Max se ocupa de casi todo en esta pequeña empresa de producción reducida. En su nanobodega tiene sus barriles y hace sus mezclas, partiendo de aguardiente previamente destilado, que no elaboran ellos sino que compran a un proveedor gallego. «Nos hacen una mezcla especial de orujo y sobre esa base le añado una mezclas de frutas y plantas». Según ella, el secreto, a mayores, es tratarlos con mucho cariño. Cada uno lleva su tiempo. Algunos pueden estar macerando uno, dos o tres meses y para otros, como el piscolabis, el tiempo mínimo son seis meses porque lleva muchos ingredientes, es muy parecido al licor de hierbas pero además lleva frutas, café y chocolate».

La tecnóloga viguesa explica que si se hacen con una graduación alcohólica muy alta salen muy amargos aunque después se les añada algo de azúcar, «pero intentamos hacer unos licores suaves, de no más de 25 grados de alcohol y no demasiado dulces, para que sepan a la fruta en sí o a las hierbas que le añada».

Belén Max indica que la producción es pequeña , dependiendo de la materia prima que consiga, ya que hay algunas realmente difíciles de obtener, como la ruda, de la que saca unos 70 litros o de frutas como la feijoa, por lo que solo produce lotes de 40 litros.

 Un poco de historia

 Del brebaje casero a tecnología aplicada al licor artesano. En seis años de recorrido, Arelar ha situado sus productos en numerosas tiendas gourmet de las cuatro provincias gallegas, aunque con la crisis derivada del covid-19, lamenta que «muchas no volverán a abrir». La pandemia también ha llevado a la empresa a habilitar la venta on-line a través de su web en la que despachan packs con diferentes combinaciones de sus variedades (nuez verde, ortiga, naranja, café, menta, feijoa, ruda y el famoso piscolabis) o formato individual. El superventas es el licor café.