El doctor Jorge Cameselle usa la película para explicar claves de salud sexual
07 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En los instantes finales de la película Barbie —ojo, que aquí viene un espóiler, aunque no arruina la película—, la muñeca decide dejar atrás su vida de plástico y pasar a vivir como una humana. Como una mujer. El símbolo de ese cambio es la escena final: la antigua muñeca entra en un edificio y, antes de los créditos, el espectador la descubre en la consulta del ginecólogo.
Viendo la película con unos amigos, el médico de familia Jorge Cameselle visualizó que ese símbolo de la transición de Barbie sería un buen hilo conductor para la charla que hoy ofrece (salón de plenos del Concello de Cangas, 18.00 horas) dentro de las jornadas científicas de la Asociación de Diagnosticadas de Cáncer de Mama y Ginecológico (Adicam). Después de sus investigaciones sobre cáncer de mama y enfermedades genética, ¿qué le diría Cameselle en su primera consulta a una Barbie que acaba de descubrir que tiene aparato reproductor? «Le hablaría de tres cosas: educación sexual, reserva ovárica y diagnóstico genético preimplantacional», explica.
El médico cree que hay varios enemigos de la educación sexual: «Están en algunos contenidos perversos de medios de comunicación». Se refiere a programas «en los que parece que los hombres y las mujeres son trozos de carne que no piensan». También incluye el mal uso de las redes sociales. Y la pornografía, que se ha convertido en una herramienta de aprendizaje sobre el sexo y que puede explicar que se produzcan conductas violentas en jóvenes por haber accedido a esos contenidos demasiado temprano. Frente a todo eso, educación.
El segundo consejo tiene que ver con la planificación familiar. En Galicia las mujeres tienen el primer hijo a los 32,4 años, de media. Cada vez más tarde. «Los testículos son fábricas de espermatozoides y hay hombres que tienen hijos después de los 60 años, pero los ovarios no son fábricas de óvulos, son más bien un almacén», dice Cameselle. A lo largo de su edad fértil, una mujer va a producir entre 400 y 500 óvulos. Por edad o por patología, el almacén se agota.
«Yo recomiendo a todas las mujeres que midan su la reserva ovárica, sobre todo si tienen antecedentes de menopausia precoz o alguna patología», propone. Se puede hacer bien con un análisis de sangre (midiendo la hormona antimulleriana o AMH), bien con una ecografía de ovarios (haciendo un recuento de folículos antrales). El investigador explica que hay mujeres que cuando se plantean tener hijos se encuentran con que no tienen óvulos o que son de mala calidad. Por eso, dice, si la maternidad va a irse más allá de los 35 años, «debe plantearse la criopreservación ovárica».
El tercer aspecto es el diagnóstico genético preimplantacional. Se trata de un complemento de la reproducción asistida que permite detectar alteraciones genéticas en los embriones antes de implantarlos en el útero, con el objetivo de transferir solo los sanos. «Una de cada 16 personas tenemos o tendremos una enfermedad rara, son 200.000 personas en Galicia», detalla Cameselle. Ese test genético de compatibilidad de una pareja permitiría erradicar enfermedades.
Hay dos grandes grupos de enfermedades genéticas. En las autosómicas recesivas, si los dos padres tienen un gen alterado, el bebé tiene un 25 % de probabilidades de padecer la enfermedad, un 50 % de ser portador pero no enfermo y otro 25 % de estar limpio. Si es autosómica dominante, con que uno de los padres tenga el gen, el riesgo de enfermedad es del 50 %. El médico cangués dice que un sector de la población está en contra del avance del diagnóstico genético, pero recuerda que está en juego la oportunidad de erradicar enfermedades, «no importa si es el 2 % o el 20 %, porque las enfermedades son para toda la vida y el sufrimiento podría evitarse».