El salto de Haydée Agras a la Premier

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

«Es un cambio gigantesco y asusta», dice la analista de fútbol viguesa

21 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La analista de fútbol viguesa Haydée Agras acaba de incorporarse al Brentford, de la Premier League, tras pasar unos meses sin trabajo por primera vez en su vida, revela. «Descubrí que soy más impaciente de lo que creía», introduce sobre esa etapa la profesional, que en agosto volvió a Vigo después de haber estado trabajando en el Johor de Malasia y, antes, para una empresa especializada.

Mientras trataba de tener paciencia y «confiar en el proceso», pudo vivir una etapa de tranquilidad, de «estar con la familia y los amigos después de tantos años» y de colaborar con medios de comunicación, algo que disfrutó mucho. «Tenía ahorros y, por esa parte, estaba tranquila. Estos meses solo me trajeron cosas buenas mientras estaba en ese proceso de búsqueda de trabajo. Aprendí un montón», celebra.

La ocasión de trabajar en el Brentford le llegó después de presentarse a una plaza que el club buscaba cubrir. «Los equipos de la Premier están obligados a hacer públicas sus ofertas de trabajo para asegurar que el proceso sea transparente», detalla. Se postuló pensando que no tendría demasiadas opciones, pero superó una primera entrevista online y fue convocada para una presencial. «No la pasé. Me llamaron diciendo que habían cogido a otra persona», cuenta.

La cosa no acababa ahí. En la misma llamada, le avanzaron que al día siguiente abrían otra oferta y la animaron a presentarse. Su respuesta fue negativa. «Les dije que estaba muy chafada por la entrevista anterior, pero insistían tanto, que respondí que me lo pensaría», revela. Y volvió a comenzar el proceso, con distinto desenlace, esta vez. «Hice otra entrevista online y ahí ya me dijeron que el puesto era para mí».

Ahora que Agras ya se ha incorporado, el que se ha convertido en uno de sus jefes le ha transmitido que tenían claro que querían que formara parte del Brentford. «Para ese primer puesto, me faltaba experiencia con los jóvenes, pero querían que me incorporara en cualquier otro».

Acaba de entrar a formar parte de un departamento de nueva creación centrado en el desarrollo individual del jugador. «Nos encargamos de un grupo de futbolistas que han escogido la dirección deportiva y personas del club, un grupo élite. Es como si en el Celta pusieran a Gabri, Miguel, Iker Losada... Ese tipo de jugadores que ellos creen que van a llegar al primer equipo o a ser ventas importantes», profundiza.

Ese grupo de jugadores está formado por 22, algunos ya en dinámica de primer equipo y yendo convocados con este, y otros, del segundo y juveniles. «Tienen un trabajo específico y lo que han hecho es formarles un cuerpo técnico para ellos. Yo soy la analista y hay un entrenador y un preparador físico», desgrana. A mayores, esos futbolistas tienen el analista de su equipo. «Yo me centro en sus jugadas de manera individual», precisa.

Esta nueva labor es muy diferente a la que asumía en el Johor. «Allí me encargaba de todo el proceso, desde nuestro equipo al contrario. Aquí hay un grupo de un montón de analistas con el trabajo dividido: uno se encarga del ataque, otro de la defensa, otro del rival, yo de los jugadores...», especifica. De esta manera, se busca que cada uno se pueda centrar mejor en su parte. «Quieren ser un poco diferentes a lo más establecido en el mundo del fútbol», analiza.

La viguesa no oculta que llegó a Londres esta misma semana «muerta de miedo, acojonada». Era consciente de que se trata de «un salto grande» con el que ni soñaba. «Vengo de Malasia, donde lo había hecho bien y estaba bien considerada, pero sigue siendo una liga menor al lado de esta y, aunque el fútbol es fútbol en todas partes, es un salto gigante y asusta», admite.

Habla del Brentford como un club que está cambiando su funcionamiento organizativo a raíz de su ascenso. «Están abriendo departamentos nuevos, estrenaron un centro de entrenamiento nuevecito e impecable y dan mucha libertad a los trabajadores: puedo escoger horario, los días que trabajo, cómo quiero hacerlo...», ahonda. También tiene manga ancha para opinar de todo: «El primer día me dijeron que lo más loco que se me pase por la cabeza, lo diga, que seguro que ahí se puede rascar algo».

Estará a caballo entre el primer equipo y el segundo, por lo que verá los partidos de ambos conjuntos y su idea es asistir a todos los entrenamientos que pueda de uno y otro. Se muestra aún en cierta medida sorprendida porque le haya llegado esta oportunidad pero, sobre todo, muy ilusionada. Ha podido comprobar ya que es un club en crecimiento y está convencida de que va a aprender muchísimo rodeada de grandes profesionales. «Se ve que la Premier es otra cosa a todos los niveles».

Su contrato es indefinido, precisamente por otro planteamiento atípico del club. «Quieren hacer las cosas distintas, que la gente que trabaje aquí tenga ganas de quedarse y esté tranquila con su situación laboral, que no dependa de si el balón entra o no», argumenta. De este modo, únicamente los profesionales que vienen con el primer entrenador tienen otro tipo de vinculaciones con la entidad que sí tienen fecha de caducidad establecida.

En el Brentford está también otro vigués, Manu Sotelo, al que no conocía de antes, pero que ya se puso en contacto con ella para desearle suerte cuando supo que estaba en el proceso y para felicitarla en el momento en que ya estaba dentro. «Me dijo que acaban de firmar un chef que también es de Vigo, así que vamos a hacer una colonia», bromea. Y si en Malasia coincidió con un excéltico, Natxo Insa, aquí tiene a Mathias Jensen. «No sé si guarda buen recuerdo de Vigo, lo iré tanteando...», desliza ella.

A lo largo de estos meses, surgieron otras propuestas que no cuajaron, entre las que mencionan alguna de México y de Italia. «El momento en que me quedé sin trabajo era complicado. Las ligas de Asia no habían acabado y las europeas ya habían empezado, los cuerpos técnicos estaban cerrados. Aun así, hubo algunas opciones», comenta. Para ella, la distancia no era un problema. Solo dio dos indicaciones a su agente: «Que no fuera un país en guerra ni Arabia Saudí, Irán o sitios donde no nos cuidan muy bien a las mujeres». Al final, ha recalado en Londres y está encantada: «A una hora de vuelo desde Vigo cambia mucho la cosa».