El Cunqueiro implanta por primera vez «stents» en el cuello para evitar ictus a pacientes de riesgo

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

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La técnica está en fase de ensayo y nunca se había utilizado en Galicia; se restringe a personas que ya han tenido infartos cerebrales y en las que los fármacos no funcionan

25 may 2022 . Actualizado a las 00:36 h.

Dos personas que ya habían sufrido al menos un ictus recibieron el implante de un novedoso dispositivo que busca evitar que vuelvan a sufrir otro infarto cerebral. Fueron intervenidos el 9 de mayo en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, el segundo de España que pone este tipo de stents en la arteria carótida para personas con muy alto riesgo de sufrir un nuevo ictus. El uso de estos dispositivos está todavía en fase de II ensayo clínico, lo cual significa que se está validando su seguridad y su eficacia y, dentro de ese plan, el Cunqueiro prevé implantárselos a cinco personas más.

«Para esta fase se busca a cien pacientes de todo el mundo y participan 21 centros; en España está un hospital de Madrid, A Coruña y el Cunqueiro», explica el neurólogo José Luis Maciñeiras. Solo en torno a la mitad de los hospitales han empezado a poner los stents. El responsable de la unidad de ictus de Vigo considera que estos dispositivos ofrecen «un resultado muy prometedor para convertirse en una buena alternativa para estos pacientes». Se dirigen exclusivamente a personas con fibrilación auricular —un tipo de arritmia que aumenta el riesgo de un accidente cerebrovascular—, que estén recibiendo un tratamiento anticoagulante (como el sintrom) y que, aun así, hayan sufrido un ictus previo.

Son casos muy específicos, pero que existen. Cada mes hay uno o dos pacientes de este tipo en el Cunqueiro, que atiende entre 700 y 800 infartos cerebrales cada año. Se han probado otros tratamientos en estos enfermos, pero no hay nada con una gran eficacia demostrada.

Este nuevo dispositivo se implanta en la arteria carótida, que lleva la sangre del corazón al cerebro. Se introduce con un pinchazo guiado por una ecografía, pero sin anestesia ni sedante. Es en el cuello, un lugar donde los profesionales tienen que esquivar otras estructuras, como la tiroides o la vena yugular. Una vez que introducen la guía en la arteria, el dispositivo, que es como un muelle de hilo metálico (nitinol: níquel y titanio), se despliega para dejarlo colocado en la pared del vaso sanguíneo. «Es una especie de embudo al revés, para que cualquier trombo de más de 1,2 milímetros se quede enganchado», detalla Maciñeiras. Si el coágulo queda en ese filtro, no sube al cerebro, y así se elimina el riesgo de que un vaso sanguíneo de la cabeza quede taponado y el cerebro, sin riego.

En la implantación de este dispositivo participa un equipo multidisciplinar: los cirujanos vasculares y hemodinamistas que colocan el stent, los neurólogos que estudian y seleccionan a los pacientes, y después les hacen un seguimiento estrecho, los neurorradiólogos que estudian la carótida y están pendientes de intervenir por si hay complicaciones.

Maciñeiras cree que la calidad del equipo multidisciplinar es una las razones que explican por qué se han implantado en Vigo estos dispositivos. La otra es la capacidad investigadora del Cunqueiro, en este caso a través de la unidad de investigación cardiovascular, que dirige el cardiólogo Víctor Jiménez, quien cree que este procedimiento puede ser «revolucionario en el abordaje de las patologías cerebrovasculares».

Los pacientes que recibieron los primeros stents no han tenido problemas. Maciñeiras explica que ahora estarán seis meses con más fármacos y tendrán un seguimiento estrecho dos años, con ecografías cada dos meses para controlar que todo funciona correctamente.