Buzos y drones buscan en Arbo al niño de 10 años al que se llevó el río

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua ARBO / LA VOZ

VIGO

Óscar Vázquez

Las fuertes corrientes y las pesqueiras de la lamprea complican el rescate

01 may 2022 . Actualizado a las 16:41 h.

Hay tramos del Miño en Arbo en los que parece que un pequeño salto permite cruzar, sin grandes complicaciones, la frontera entre Galicia y Portugal. Es solo una ilusión. Por el medio hay trampa mortal. El río baja a una velocidad endiablada, encadenando rápidos, remansos y remolinos en una desordenada y peligrosa sucesión que puede tragarse al nadador más avezado. Ahí es donde decenas de personas buscan el cuerpo del niño de diez años desaparecido en la tardenoche del sábado. Su padre, L. C. R. C., de 42 años y afincado en Vigo, apareció ayer cerca de las 20.30 y las maniobras de reanimación no pudieron salvarle la vida. Había estado 50 minutos en el agua.

El hombre se lanzó al río cuando al niño se le cayó una chancla al agua y, al ir a cogerla, la corriente se lo llevó. Consiguió agarrar al pequeño, dicen fuentes de la investigación, pero el Miño, con el caudal crecido, lo arrastró aguas abajo. El desenlace fue fatal. Habían acudido a la playa fluvial de la estación a pasar la tarde, igual que otra mucha gente, aprovechando el sábado de calor. Fue su mujer, acompañada de su hija de ocho años, la que avisó al 112.

No se sabe en qué momento los dos cuerpos se separaron y eso sería fundamental para encontrar ahora a su hijo. Pero el río de ayer no es el río de hoy. La corriente es menos violenta y, sobre todo, es distinta. Una de las medidas más inmediatas fue llamar a la presa de Freiría para que cerrase las compuertas. Está a unos 15 kilómetros. Rápidamente el caudal bajó. Hoy se pueden ver las marcas del agua que ayer lo anegaba todo. Es imposible saber cómo se movía la corriente en la tarde del sábado.

Este domingo por la mañana, se ha hecho un enorme despliegue de todas las agencias. «Aquí estamos todos los medios disponibles y vamos a estar hasta que aparezca el niño, sin horarios», dice el comandante naval del Miño, Pablo Redondo, jefe del operativo. Hay dos equipos de buceadores que han estado toda la mañana peinando la zona. Se trata de los GEAS de la Guardia Civil y de la Unidad de Buceadores de Ferrol (Ubufer), de la Armada. «Son aguas muy frías, ya al primer contacto pueden dejar bloqueado a cualquiera», aclara el capitán de corbeta Ángel Lozano, comandante de esta unidad. Eso puede explicar por qué el cuerpo del padre se ha encontrado a relativa poca distancia del lugar desde donde se echó al agua. Los agentes subacuáticos de la Guardia Civil y los de la Armada, cuatro por cada lado, se han repartido las dos orillas y han estado buscando durante horas. Es un trabajo tedioso, en el que tienen que asegurar cada zona y a veces la corriente los arrastra.

La zona complica enormemente esta tarea. A los condicionantes de cualquier río, como la baja visibilidad o los restos de troncos y lodo en el fondo, se suman las pesqueiras, esos elementos típicos de la zona que se utilizan para capturar lampreas. Son imponentes moles de piedras que confieren al Miño un carácter único en esta zona. Son también grandes enemigos en la ingente tarea de búsqueda a la que se han entregado los buceadores. «¡Cuidado, cuidado!», grita desde la orilla Vítor Ribeiro, un portugués que tiene una empresa de kayaks y de rutas por el río, Coraltours, en dirección a los buceadores de la Armada. «Las pesqueiras tienen hierros y redes, es muy peligroso bajar», dice. Igual que él, hay al menos tres clubes de remo cuyos miembros están en la zona sobre sus embarcaciones, porque están entre los que mejor conocen el río.

Además de los buzos, los drones son un elemento fundamental en esta búsqueda. Tanto la unidad Pegaso de la Guardia Civil como las naves no tripuladas de la Axencia de Emerxencias de Galicia (Axega) llevan todo el día sobrevolando el río en vista de alguna señal. Por la noche estuvieron utilizando cámaras térmicas para advertir algún cambio de temperatura que pudiese señalar que ahí había un cuerpo.

Las embarcaciones de la Guardia Civil y de la Policía Marítima de Portugal revisan también cada recoveco. También se espera que el instituto armado español envíe un helicóptero, que permitiría llegar hasta más abajo. La Ubufer ha desplegado un robot subacuático con cámaras para volver a revisar las zonas que los buceadores ya han visitado. Además, los bomberos de Melgaço, O Porriño y Ponteareas, y las agrupaciones de Protección Civil han estado vadeando el río, a pie, para buscar el cuerpo, aunque se ha perdido la fe en que se pueda ver desde la orilla.

De momento la búsqueda en Arbo no ha tenido éxito. Por la mañana, se ha centrado en la zona más inmediata al lugar desde el que el padre y el niño cayeron al agua. La visibilidad es muy escasa, y esto hace posible que pueda aparecer en cualquier lugar. Nadie descarta nada, desde que pueda estar cerca de la playa fluvial hasta que el río pueda haberlo llevado aguas abajo.