Entre la espada y el bisturí

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Nena Cano, campeona de España de espada en veteranos y fundadora del Cidade de Vigo de esgrima, compagina el deporte con su consulta de odontopediatría

29 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Club Cidade de Vigo de esgrima, el primero que se creó en la ciudad de esta disciplina, tiene raíces colombianas. Lo fundó en el 2001 Nena Cano, nacida en Medellín hace 50 años y coleccionista de podios y medallas desde que se inició a los 14. Primero, en su país, y luego en España, donde ahora sigue arrasando en espada en la categoría de veteranos. Compagina la competición con su clínica de odontopediatría, los estudios que la trajeron en su día a España.

El contacto con la esgrima llegó después de haber probado otros deportes. Enseguida supo que era el suyo. «Había hecho gimnasia, patinaje, natación... Pero la esgrima para mí fue el no va más desde el principio», cuenta. Además, su primer entrenador ya dijo aquello de «esta niña vale» y no se equivocó. «Fui tres veces campeona de Colombia y al venir a estudiar a Madrid, continué allí mi carrera», detalla. Bromea con que emigró «gracias a Pablo Escobar», ya que su familia la animó a buscar un futuro mejor en una época en que «la situación política y económica era complicada y abundaba el problema del narcotráfico».

Tras estudiar para protésico dental en la capital, siguió su formación con la carrera de Odontología en Santiago, donde introdujo un deporte prácticamente desconocido en aquella época. Se ofreció a impartir clases en la universidad y aceptaron entre dudas: «Me dijeron que podían ofrecer, pero que no sabrían si se apuntaría alguien. Empecé con un grupito y aquello acabó siendo un bum», rememora. Pasó toda la carrera compaginando esa actividad con sus estudios, pero su futuro estaba en Vigo.

Tras la carrera, regresó a Madrid para especializarse en odontopediatría, y allí coincidió en un congreso con su profesor de Santiago Miguel Facal. «Me propuso venirme a Vigo a trabajar con él, y claro, para mí el doctor era lo más en aquel momento. Era una gran oportunidad de trabajo y fue lo que me trajo a la ciudad», precisa. Más tarde, montó su propia consulta, con la que sigue, y paralelamente, creó el club.

Del gimnasio a un club propio

No fue de un día para otro. Intentó vivir sin la esgrima, pero la extrañaba demasiado. «Me anoté al gimnasio para hacer lo típico, aeróbic. Aquello me aburría y al cabo de un mes, le dije al dueño que lo dejaba, que lo mío era la esgrima», relata. Y le propuso empezar a dar clases en una nueva ciudad. «Era un gimnasio de artes marciales y se anotó tanta gente, que no cabíamos. Solo podíamos estar en la zona del tatami, muy condicionados», recuerda. Así fue como se independizaron en el 2001, creando el club donde, además, conoció a su marido. Ahora, su hijo también es monitor.

Cano ha pasado por distintas etapas en la práctica de la esgrima, del alto nivel a la situación actual, en que no ha pasado a ser solo una afición, pero sí ha cambiado de plano. «Con la carga de trabajo, no le puedes dedicar tanto tiempo y no es fácil compaginar. Pero soy muy disciplinada», asegura. Admite que fue difícil dejar el equipo nacional para centrarse en los estudios. «Pensaba que la esgrima no iba a durar toda la vida. Al final, tengo 50 años y ninguna intención de parar», señala.

Ahora mismo, tiene un calendario apretado de competiciones para las próximas semanas. Vigente campeona de España de veteranos en su arma, la espada, es segunda en el ránking europeo y aspira a proclamarse campeona de Galicia por decimoctava vez. «He ganado muchas competiciones, algunas en Estados Unidos, la Copa América... Pero mi mayor orgullo son esos 17 campeonatos gallegos. Son muy especiales para mí».

«Pacientitos» en esgrima

Aunque ahora no da clases en el club, hay niños a los que tiene como pacientes y que forman parte del Cidade de Vigo. «Cuando viene al consulta algún niño disperso, les recomiendo a los padres la esgrima, porque ayuda a mantener la concentración y a valerse por sí mismos, porque en la pista estás solo y la espada no te la coge nadie. Así que hay pacientitos míos en el club», dice.

También pasa al revés, niños que han pasado por muchos dentistas sin éxito y que prueban con ella. «Al conocerme en otro ámbito, es más fácil». Dos vocaciones unidas.