Un paralítico afronta cárcel por abusar de ocho asistentas del hogar

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Juzgados de Vigo donde se llevó la causa
Juzgados de Vigo donde se llevó la causa E.V.Pita

La Fiscalía pide un total de 12 años de cárcel para el implicado por reclutar a cuidadoras extranjeras sin papeles y aprovecharse de su vulnerabilidad para hacerles tocamientos o las obligaba a dormir en su cuarto

11 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un enfermo con discapacidad afronta 12 años de cárcel en conjunto y el pago de 12.000 euros de indemnización por, supuestamente, abusar sexualmente de ocho asistentas del hogar a las que contrató por Internet para ayudarle en casa y levantarlo de la cama. Antes de contratarlas, las ponía a «prueba» en su domicilio. Según la Fiscalía, entre el 2016 y 2018, el acusado presionó a una española y siete inmigrantes sin papeles (tres brasileñas, una madre e hija uruguayas, una colombiana y una venezolana), que buscaban empleo para que durmiesen en su habitación sin sujetador y «acurrucadas» junto a él o le hiciesen masajes.

Siempre según la Fiscalía, el acusado actuaba con un «ánimo lúbrico» y se aprovechaba de su posición como empleador y de la «vulnerabilidad» de las mujeres, extranjeras en situación irregular en España y con escasez de recursos y necesidad laboral.

A las mujeres que acudían a realizar la «prueba» a la casa del acusado, les hacía tocamientos, según el escrito fiscal. Con la excusa de su discapacidad, el implicado, que decía ser «insensible de cintura para abajo», exigía a las candidatas que durmiesen en una cama supletoria en su habitación.

A la primera candidata, que era española, la cogió de las manos y le hizo preguntas íntimas, le pidió que se «acurrucase» apoyando su cabeza en el hombro. Cuando la empleada tenía que levantarlo, le rozaba las piernas a modo de caricias o le pedía que le echase crema en las piernas o le masajease el pecho. También le lanzó indirectas sexuales. Ella lo rechazó y abandonó la vivienda.

La segunda candidata era de Brasil y también debió pasar la prueba. Esta vez, el acusado le pidió además que se quitase el sujetador para dormir y le rascase la espalda con intención de tocarla, acompañado de insinuaciones. La mujer abandonó la vivienda al día siguiente.

A otra asistenta, también de Brasil, la sometió a escenas parecidas a las anteriores pero, además, supuestamente, le tocó los glúteos. Ante la «angustia» de pasar la noche en el cuarto, llamó a un amigo para que la recogiese.

Otra brasileña acudió a la prueba. Cuando esta se disponía a levantarlo de la cama, el hombre la abrazó y la intentó besar.

La quinta asistenta era de Uruguay. Durante la «prueba», el hombre le pidió que le hiciese un masaje en la zona pectoral «para mejorar su respiración». Ante las indirectas, ella le replicó que «no era una mujer de ese tipo» y que «solo había venido a trabajar dignamente». Durante meses, el acusado dejó de hostigarla por lo que la empleada se animó a traer a su hijos para vivir «cristianamente» todos juntos en la vivienda. Pero una vez que llegó la hija, él empezó a acosarla y a intentar hacerle tocamientos, que ella rechazó. Finalmente, la familia tuvo que marcharse.

Otra denunciante es una asistenta colombiana, que accedió a hacerle los masajes en el pecho «por necesidad». Abandonó la vivienda tras sufrir tocamientos.

La octava víctima es una venezolana que pasó por lo mismo.

Acoso a discapacitado por WhatsApp

Los Juzgados de Vigo también examinarán la próxima semana otro caso con discapacitados, aunque esta vez son las víctimas. Un acusado afronta nueve meses de cárcel por un delito de exhibicionismo. Supuestamente, en febrero del 2020, el implicado ingresó en el grupo de WhatsApp del que formaban parte varios alumnos de un centro ocupacional para personas con discapacidad. A uno de ellos, con síndrome de Down, lo conocía el sospechoso y fue el que le añadió al grupo. Luego, el recién llegado envió por teléfono al grupo fotografías pornográficas y vídeos con contenido sexual explícito. 

El fiscal también propone dos años de libertad vigilada y el comiso de su teléfono móvil.