«Xa só aspiro a xogar cos amigos»

m. v. f. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

El pacense Nené se lesionó de gravedad hace dos años, al poco de iniciar su primera temporada en la élite del fútbol sala nacional con el Burela

25 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Jacobo Amoedo, Nené (Pazos de Borbén, 1992), comenzó a jugar al fútbol sala en su ciudad natal y, tras formar parte del Bembrive vigués que llegó a militar en Segunda B, el fútbol sala italiano llamó a sus puertas. Tan bien le fue allí, que en el 2019, el Burela se fijó en él y le dio su primera oportunidad en la máxima categoría española. Un sueño cumplido que duró un suspiro. Porque se lesionó poco después de iniciar la temporada, hace ahora casi dos años. Una lesión que ya no le ha permitido volver a vestirse de corto.

El primer problema con la dolencia de Nené fue el diagnóstico incierto. Inicialmente, se pensó que se trataba de una pubalgia, pero actualmente sigue sin estar claro. Sobre lo que ya no hay dudas es sobre que no podrá volver a ser deportista profesional. «Agora xa só aspiro a poder xogar en Pazos cos amigos. A día de hoxe, véxoo moi difícil», lamenta. Cada vez que ha intentado entrenar o dar algún paso en la dirección de regresar, se ha resentido.

Ha perdido la cuenta de las visitas médicas y las sesiones de rehabilitación a las que se ha sometido en los últimos 24 meses. Tampoco se ha librado del quirófano. «Opereime da cadeira. Dixeron que tiña tamén aí un problema e que, arranxándoo, podía funcionar mellor a mobilidade e fortalecer para non resentirme tanto da pubalxia», detalla. Pero aquello no resultó del todo: «A dor segue e non me dá para render», precisa en relación a su faceta de deportista.

De hecho, las dificultades persisten también en su día a día. «Dependendo de que movementos faga, teño dor. Si é certo que con esa intervención de hai oito meses mitigouse algo. Pero ata erguéndome da cama, segundo que xesto faga, doe», lamenta. Y confiesa que los doctores ya le han advertido de que debe acostumbrarse a convivir el resto de sus días con esas molestias, a veces nada llevaderas.

Cuando te dicen algo así, expresa Amoedo, el impacto psicológico es grande. «Agora síntome medianamente ben, pero ao principio, non. Estiven fastidiado», reconoce. Especialmente, cuando se tuvo que enfrentar a esta última operación sin garantías de que funcionara. Con el tiempo, ha aprendido a cambiar su planteamiento. «Se teño que vivir así toda a vida, hai cousas peores», sostiene.

Llegar al límite

No recurrió a ayuda psicológica para experimentar esta evolución, pero sí tiró de los suyos. Recuerda un punto en el que vio que alcanzaba su tope. «Un día cheguei a un punto de dicir que non podía seguir como estaba, que me afectaba todo. Dixen ‘basta’ e desde ese momento estiven ben», relata. Su receta ahora es «pensar o menos posible» en las limitaciones que tiene y en lo que le ha arrebatado esta lesión.

Paralelamente, ha ido conociendo cómo reacciona su cuerpo y qué movimientos evitar. Aunque en el caso de su dolencia, no es una ciencia exacta. «Ao principio pensaba que me gustaría que me dixeran: ‘Non fas isto e isto, porque che vai doer’. Non o faría e xa estaba. Fastidiaría, pero polo menos saberíao», ahonda. En cambio, cuando va a correr, depende de la ocasión que al día siguiente su cuerpo se resienta o no. «Teño que ir experimentado e intentando evitar que apareza esa dor tan aguda».

Nené echa de menos el fútbol sala y al principio no podía ni ver partidos. «Custábame miralos. Falaba cos amigos e todos me preguntaban que canto me faltaba. Agora xa o asumín. Sei que ao 99 % non vou volver xogar ao máximo nivel e é o que hai», acepta. Se agarra a «ese 1 % restante de poder xogar con eles e, se non, de botar unha carreira mentres adestran para matar o gusanillo». Pequeñas metas en relación con un deporte del que no se desliga. «Aínda hoxe intento botar unha man cos nenos do Pazos cando o precisan, pero non pensei ser adestrador», aclara.

Él, que dice con nostalgia que es jugador de fútbol sala desde que salió de la cuna, siempre guardará buenos recuerdos de su deporte. «Os amigos e os mellores momentos van quedar para sempre, o resto hai que intentar esquecelo. Tamén van estar, pero hai que quedar co bo», señala. Actualmente, sigue de baja laboral, pero ya tiene ganas de orientar su vida en otra dirección en cuanto sus problemas físicos le den una tregua. «Fixen un ciclo ao rematar o colexio e unha das cousas que me motivan é comezar a traballar. Ter a cabeza noutra cousa axudaráme a empezar con outra vida».