El Vigo que más sorprende se descubre a voluntad del turista

DANIEL PORTELA OTERO VIGO / LA VOZ

VIGO

Daniel Portela

Los free tours, cuyo precio lo marcan los asistentes, recorren con guías puntos distintivos de la ciudad con perspectiva histórica

04 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mientras Santiago reza, Coruña se divierte y Vigo trabaja». Así se despide Belén Quinteiro -guía turística en Free Tour Vigo by Borja Concheiro- del grupo de turistas que la ha acompañado alrededor del centro histórico de Vigo. El carácter marinero e industrial se convierte en marca de la ciudad durante el relato que Quinteiro construye durante las dos horas del free tour. La primera palabra no viene de «gratis», sino de «libre». Cada quien decide cuánto paga al guía. La empresa de Borja Concheiro fue, en la primavera de 2017, la primera en instalar este modelo de visitas guiadas, cada vez más popular, en Vigo.

En el kilómetro cero de la ciudad, la Puerta del Sol, arranca el recorrido histórico. Quinteiro señala al Sireno, y pregunta a los turistas por su opinión sobre la escultura de Francisco Leiro. Su desaprobación no tarda en llegar. Desde este enclave, ya símbolo de la ciudad, el recorrido sorprende a los turistas. Son, en su mayoría, nacionales, con excepción de un grupo de Holanda; los extranjeros suelen ser una minoría. Borja Concheiro asegura que es una ciudad que suele sorprender, principalmente porque no la esperan tan grande: «Vigo es una ciudad de contrastes. Hay muchos Vigo en uno solo», afirma.

Es en la Torre de San Sebastián, al lado del Ayuntamiento, donde los turistas muestran su sorpresa por primera vez. Responde a las imponentes vistas de las islas Cíes -para la mayoría, el motivo de su visita a la ciudad- y de la Ría de Vigo. La parada es una excusa para revelar la importancia de la industria pesquera y automobilística de la ciudad. De la primera, Quinteiro se detiene en el papel que tuvieron algunas familias catalanas en la importación de la técnica de pesca y conservación.

El asombro regresa frente al olivo del Paseo de Alfonso XII. Para los vigueses, todo un símbolo; para los foráneos, un árbol que desentona a primera vista. Así, descubren que fueron los Reyes Católicos quienes ordenaron talar los olivos plantados. La ruta sigue hasta el puerto de Vigo. Allí, mirando hacia Rande, los turistas escuchan una última historia: la de la batalla que Julio Verne convertió después en «tesoro» literario.

Al ponerse el sol, la leyenda se impone sobre la historia. Este momento es el idóneo para crear el ambiente que requiere el otro free tour que ofrece la empresa. Quienes realizan el recorrido nocturno escuchan hablar sobre la Santa Campaña, el herrero de Castrelos o las brujas de Cangas, entre otros personajes que incluso los habitantes de la ciudad desconocen. Por eso César Pérez, guía en la empresa de Concheiro, termina sus visitas con un mensaje, claro y directo: «Es muy importante conservar el patrimonio inmaterial».

El del free tour es un modelo controvertido en el sector. «Nosotros no vivimos de propinas. Lo llamamos taquilla inversa. En vez de pagar el billete al principio, lo pagas al final», defiende Pérez. Con todo, insiste en la importancia de que los guías sean oficiales para que la profesión no salga perjudicada.