Supertramp pasea por Samil

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Xoán Carlos Gil

La banda inglesa, sin Roger Hodgson, regresó en 1997 a los escenarios en la playa viguesa después de diez años de inactividad para celebrar el 50 aniversario de Zona Franca

22 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hemos añadido más toques de jazz a nuestras composiciones desde que no está Hodgson con nosotros, al que le iba más el estilo beatle, pero, en general, hemos guardado nuestra esencia de siempre», aseguraba Rick Davis a la prensa viguesa poco antes de iniciar el concierto al frente de Supertramp en el campo de fútbol de Samil. Su compañero y también fundador del grupo John Helliwell reconocía toda una verdad: «Nuestros éxitos del pasado los hicimos cuando éramos jóvenes. Ahora somos mayores y hemos madurado». No obstante, se presentaban con sus éxitos de siempre junto al nuevo disco que titularon Algunas cosas nunca cambian.

Era la noche de San Xoán de 1997, veintiocho años después de la creación de la banda, y sin que Roger Hodgson, alma compositiva del grupo, ya estuviese en la fábrica inglesa de éxitos, como The Logical Song, Breakfast in America o Give a Little Bit.

El concierto estuvo promovido por el Consorcio de la Zona Franca de Vigo para conmemorar su cincuenta aniversario y se realizó el mismo día que el Real Club Celta lograba, en la última jornada, salvar la categoría, goleando al Real Madrid en Balaídos. El patrocinio facilitó que la entrada costase 2.000 pesetas (12 euros).

El caso es que hacía diez años que la banda no pisaba un escenario, lo que se tradujo en una falta de conexión entre músicos y público, aunque este tipo de valoraciones siempre será discutido por los seguidores acérrimos del grupo. En la crónica de la actuación publicada por La Voz de Galicia se podía leer: «Supertramp decepcionó y aburrió al público que acudió a la resurrección de la banda después de diez años sin pisar los escenarios en su concierto de Vigo. La audiencia tenía ganas de fiesta en la mágica noche de San Juan, y a cambio, el pulcro grupo británico devolvió a los asistentes una actuación en la que desgranó sin fuerza ni pasión sus éxitos de ayer y de hoy. En su sobrio espectáculo de luz y sonido, sobraron las interminables recreaciones de los temas de su último disco».

La actuación comenzó con tan poca fuerza, que la mayoría de los asistentes creyeron que seguía la música de ambiente. Además, hasta avanzado el concierto Supertramp no echó mano de sus canciones más conocidas, y cada vez que lograban caldear el ambiente volvían a los temas nuevos «aderezados con improvisaciones interminables que terminaron por cansar al público».

Durante el concierto, Rick Davis dio su opinión acerca del tráfico de Vigo y, sobre todo, de los conductores, a quienes no dudo en calificar como fucking crazy drivers (en castellano de toda la vida: jodidos conductores locos). No fue mal acogida la valoración por parte del público, que se echó unas risas con el sorprendido músico. Y aún continuó su discurso al público señalando las maldades de las drogas y alabando los pescados y mariscos de Galicia.

El polideportivo de Samil fue acondicionado en aquella ocasión para acoger a cerca de veinte mil personas, aunque no acudieron tantas. El escenario se colocó de espaldas al Lagares y se abrieron tres barras para vender bebidas. Como suele ocurrir en estos casos, la organización impidió la entrada de bebidas al recinto, aduciendo razones de seguridad.

Xoán Carlos Gil

En un principio, los miembros de la banda tenían pensado acudir a Balaídos a ver el partido del Celta contra el Real Madrid, pero finalmente no lo hicieron. Se perdieron el hat trick de Gudelj, en una de sus últimas tardes mágicas con la elástica celeste.

Once años después de aquel concierto, actuó en Vigo, en solitario, Roger Hodgson. Y debió de gustarle la ciudad porque regresó en dos ocasiones más. En agosto del 2017 estuvo en el auditorio Mar de Vigo y, dos años más tarde, regresó al parque de Castrelos. En su primera comparecencia, el compositor inglés no habló de los mariscos gallegos, sino que se quedó con la comida orgánica, sushi, mucha fruta y una licuadora. Un tipo sano.

Por Vigo han pasado grandes nombres de la música internacional. Sin embargo, el primer gran concierto vivido en la ciudad, tomando como referencia el número de espectadores y la grandeza del escenario, ocurrió el 23 de agosto de 1983. Aquella noche se desarrolló en el estadio municipal de Balaídos el primer macroconcierto al que acudieron miles de personas. El principal reclamo de la velada era Miguel Ríos, que recorría entonces España con el espectáculo El rock de una noche de verano. Pero es que junto a él estaba Leño, la gran banda del rock de los años setenta en España, liderada por Rosendo, y, también, una joven llamada Luz Casal.

La ambición rubia

Abierto un escenario de tanta capacidad para acoger público como Balaídos, la ciudad se lanzó ya a los grandes nombres de la música internacional. En el año 1990 llegó a ese mismo recinto la gira Blonde Ambition Tour con Madonna al frente. Curiosamente, aconteció el mismo día, y a la misma hora, que en A Coruña programaban un concierto de Prince.

Dos años más tarde, Balaídos volvió a acoger otro macroconcierto al que la gente no respondió de la forma merecida. Bajo el Festival Afroamérica, actuaron en dos días consecutivos Tracy Chapman, B.B. King, Gilberto Gil, Willy Deville, Dr. John, Celia Cruz y Tito Puente, y Milton Nascimento, entre otros. Y ese mismo verano, ya en el mes de agosto, sí se llenó completamente Balaídos para recibir a Dire Straits. 40.000 personas siguieron el emocionante concierto del grupo liderado por David Knopfler. La década de Balaídos la cerraron The Rolling Stones en julio de 1998.