Mon Cancela hizo sus primeras canciones junto al líder de Los Piratas y su hermano Amaro. Su suerte en la música no ha sido la misma, pero sus ganas no le abandonan y vuelve a intentarlo con un nuevo disco
05 nov 2020 . Actualizado a las 01:05 h.La historia de Mon Cancela (Vigo, 1972) no es la de un fracaso sino más bien la de un desencuentro permanente con el éxito masivo. Pero no se puede calificar su trayectoria como una derrota, porque, por muchas veces que haya caído, siempre se vuelve a levantar. Como reconoce, «es lo que me hace feliz». Esa sensación la comparte desde hace unos años con la llegada al mundo de su hijo, y eso es lo que da sentido a su vida.
Sus primeras escuchas y algunos acordes salieron cantando y tocando la guitarra junto a Iván y Amaro Ferreiro, que no eran primos lejanos, sino casi como hermanos. «Estábamos muy unidos. Nuestra abuela compró una casa muy grande en Playa América y desde pequeños convivíamos todos los veranos», recuerda. «Ojalá algún día los primos se uniesen, cada uno con su grupo», confiesa.
Mon empezó de lujo su carrera. No la que estudió (hizo Empresariales en Estados Unidos), sino la que siempre anheló. En 1999 se convirtió en el líder de Los Lombardi, que fichan por la multinacional Warner. Graban su primer disco con colaboraciones de Coque Malla y Paul Collins, y les montan una gira por todo el país junto a grupos como The Cranberries o Dover. La banda tuvo su momento de gloria, pero no duró. «Quizás no estábamos preparados para todo aquello», sopesa. Tras el subidón, no hubo continuidad. No hubo segundo disco, pasaron unos años y se fue a Madrid a empezar de nuevo, hasta que apareció la compañía El Diablo. Con ellos hizo el álbum Aprendiéndonos, en el que colaboraron Leiva y Rubén Pozo e Iván Ferreiro, teniendo a Alejo Stivel como productor. Pero aquella compañía cerró y se quedó de nuevo tirado. Ahí Mon empezó a dudar. «A lo mejor me falló la confianza, pero lo cierto es que no pienso en otra cosa y lo voy a hacer siempre. Amo la música. La mejor medicina es una canción», asegura.
No hay quien desanime a Cancela, que volvió a intentarlo y vio la luz el tercer disco, Juguemos a tenerlo todo, «pero pasó un poco desapercibido». Como el ex líder de Los Lombardi nunca se rinde, hace quince meses empezó a publicar canciones para su cuarto salto al vacío, ya con su nueva formación (con el bajista Javi Pacheco y el batería Sergio Martínez) a la que llamó Mon Band (eliminando el Cancela de su apellido para conjurar rescisiones indeseadas). Su álbum, que por cosas de la vida moderna sale a cuentagotas en las redes y plataformas como Spotify, aún no tiene título. Solo el primer single: Desvistiendo su belleza. Acumula más de un millón de clicks, visitas que no le hacen rico, pero le confirman que algo está haciendo bien. «Otra vez no tengo compañía, pero tengo ilusión», afirma.
Como es tradición en él, la nube gris le ha vuelto a acompañar de nuevo, ya que la pandemia ha chafado parte de sus planes, como la gira con Mahou que ya tenían cerrada. Pero en estas ocasión tiene al menos el consuelo de que estas cosas no le pasan solo a él. Esta vez el rollo chungo que trae el coronavirus, invade a todo el planeta. «Me lo tomo con calma. Peor no voy a estar. ¿Que no hay conciertos? Bueno, ya los habrá», augura. Para empezar, tiene uno programado online a mediados de este mes.
Entre las muchas canciones que ha hecho el músico vigués, ya que compone prácticamente el 99 % de lo que toca, a Mon Cancela le cuesta elegir una como favorita. Finalmente se decide por Química brutal, que hizo junto a Iván Ferreiro. «Soy consciente de que la cantidad de visitas que tenemos son por él», admite. «Hay quien piensa que nos dan un euro por cada descarga. ¡Ojalá!».
La revisión de dos clásicos
También cuenta que entre los nuevos temas, que distribuye Kraken y graban en los estudios Estereoarte de Vigo, con producción de Luis Antelo, están reeditando una canción que había hecho con su primo Iván, El tiempo sin reloj, y otra con Pereza, Lo que me gusta de ti. «Ambas estaban en el disco Aprendiéndonos y no se escucharon mucho en su momento», reconoce.
El compositor e intérprete está encantado con sus dos compañeros de banda, el bajista Javi Pacheco, que ya lo era en Los Lombardi, y el batería Sergio Martínez, «que es una maravilla», asegura añadiendo que ahí también hay química. «Funcionó desde el primer día que nos juntamos y ya no paramos», explica sobre un proyecto que realmente inició junto a Gorio Álvarez al bajo y Cristian Rodríguez a la batería. Aunque el proyecto es digital, Mon Cancela, que es un romántico, ha editado 500 ejemplares físicos por gusto.