El espectacular columpio de Vila Nova de Cerveira empieza a morir de éxito

Laura Amoeiro A GUARDA / LA VOZ

VIGO

Cedida

El Ayuntamiento luso ordenó cerrarlo el domingo ante la avalancha de personas que subían al mirador, la mitad gallegos, y no poder garantizar el acceso de ambulancias y bomberos

19 ago 2020 . Actualizado a las 23:15 h.

Desde que se inauguró el columpio del Miradouro do Cervo en Portugal, la colina con grandes vistas a la desembocadura del río Miño, no deja de recibir visitantes. La mitad de ellos son gallegos. Tanto es así que la Cámara Municipal de Vila Nova de Cerveira ordenó cerrar los accesos el pasado domingo ante las aglomeraciones que se producían en la zona y no poder garantizar el paso de ambulancias o bomberos. 

«Fui a media tarde el viernes, ni siquiera era la hora del atardecer, y había muchísima gente, sobre todo en comparación con el año pasado», cuenta Olaia Ferreira, de Redondela, que visitó el pasado viernes el mirador junto a su pareja. Cuando llegaron allí, tuvieron problemas para aparcar el coche. Explica que algunos vehículos estaban estacionados en la propia carretera, apartados hacia un lado, lo que propicia que la vía de doble sentido pase a tener libre un solo carril. Además, dice que también había visitantes caminando por medio de la carretera, por lo que «se monta bastante lío» al llegar. Ya en el mirador, Olaia comenta que estaban más de 20 personas haciendo cola. Decidieron entonces sentarse en una piedra y disfrutar de las vistas sin hacerse la fotografía en el afamado columpio. Cuando se fueron, continuaba habiendo una fila de personas similar a la que se encontraron cuando llegaron.

«Era una locura porque había como dos o tres grupos de gente comiendo allí, y personas sacándose fotos en el ciervo, además de la cola», relata Sofía Rodríguez, de A Guarda, que fue junto a unos amigos el 23 de julio. Al igual que Olaia, prefirió sentarse en una de las piedras para contemplar la desembocadura del Miño y dejar la foto en el columpio para otro día. Laura Pérez, una madrileña que veranea en Galicia, tuvo más suerte. Junto a un numeroso grupo de amigos, ella no tuvo problema para disfrutar del columpio: «Nos hicimos fotos, estuvimos viendo la puesta de sol y, a pesar del viento, estuvimos muy bien», afirma. Fue el 14 de julio, apenas unos días después de que se instalase el asiento. Por ello, Laura considera que la fecha ha podido influir en que solo hubiese dos familias más cuando ella fue.

El columpio es una iniciativa de las freguesías de Vila Nova de Cerveira y Lovelhe, con el apoyo de la cámara municipal. Conocido como «CerLove», el asiento colgante ya forma parte del Instagram de muchos gallegos que se acercan a la villa portuguesa para fotografiarse, sobre todo al atardecer, con las magníficas vistas. Pero está empezando morir de éxito a tenor de las colas que se montan y no se descartan nuevos cierres.