La primera vez que se habló del anillo verde en Vigo no pasaran cinco meses del 23-F. Ya entonces, con el municipalismo en pañales, se planteó un anillo verde para proteger un tramo del río Lagares. La polémica duró años. Incluso se recogió en el Plan Xeral de 1982. Luego, hasta 1987, el proyecto siguió salpicando los períodicos de forma intermetente, pero sin más. Ya en 1999, revivió nuevamente el término, pero ya más en calidad de sinónimo secundario. La etiqueta estrella de entonces era reserva natural. Lo que, limpio de artificios, significaba declarar periurbano una vasta extensión del perímetro de Vigo. Lo siguiente, en el 2000, fue pedir fondos a la Unión Europea. Lo único seguro es que el pulso de los comuneros, para lograr sus objetivos, duró bien entrado el presente siglo. Las referencia impresas, atendiendo a las fechas, evidencian que solo regresaba a la actualidad antes o después de cada campaña de incendios. Casi, casi cómo en la actualidad. Ya en el 2009, el Concello de Ponteareas quiso sumarse a la iniciativa incluyendo el término en su Plan Xeral, aprobado ese mismo año. Poco o nada se volvió a decir que aquello.