«Mínimo me quedo hasta mayo»

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Baloncesto en silla Alessandrini, jugador del Amfiv, no puede volver a Argentina al cancelarse todos los vuelos con su país

28 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Franco Alessandrini, el jugador del Amfiv que no puede regresar a Argentina por falta de vuelos, está tranquilo en Vigo y pendiente de las evoluciones del coronavirus en su país de origen. Asumiendo que como mínimo seguirá en Galicia hasta mayo.

«Lo llevo bien, preocupado por mi familia en Argentina, pero por mí, no tanto. Allí también está complicada la cosa, pero parece que están tomando las medidas correctas a tiempo, aunque como en todos los lados, hay gente que no cumple con la cuarentena», comenta desde el piso que comparte con un compañero de club en Vigo. También estaba el mexicano Salvador Sandoval, que ayer regresó a su país.

Hasta el momento, todos los intentos por salir han sido infructuosos. «Tenía vuelo con Iberia para el 1 de abril, pero en Argentina cuando entró la cuarentena también cerraron el aeropuerto y solo reciben vuelos de Aerolíneas Argentinas», que en estos momentos tampoco están operando. Tampoco hay noticias desde la embajada en Madrid.

Con este panorama, Alessandrini sabe que hasta mayo no tiene ninguna posibilidad de salir: «El club se está moviendo, pero como ahora cancelaron todos los vuelos, es difícil. El presidente del club miró y creo que hay billetes para el mes de mayo, pero son muchos los argentinos que quieren volver». Entre ellos dos amigos que tiene en el Valladolid, con quienes departe a menudo. Además, cambiar de compañía tendría un coste adicional.

Y cuando llegue la posibilidad de regresar, el baloncestista quiere analizar la situación en los dos países antes de tomar una determinación: «Si veo que se pone la cosa muy complicada en Argentina, quizás me quede. No tendría sentido irse».

Gracias a las nuevas tecnologías, mantiene el contacto diario con los suyos en el país austral. «Hablamos y allí están preocupados por mí y asegurándose de que yo esté bien», algo que se repite a la inversa.

No obstante, tres años después de llegar admite que Vigo ya es su segundo hogar. «Estoy bien y supercontento. En lo deportivo todo va bien y las personas son maravillosas. Me siento como en casa también. Soy muy feliz acá».

Y para matar el tiempo y mantener la forma no falta el trabajo físico en su domicilio actual: «Casi todos los días me tiro al piso, hago flexiones, lleno algunas botellas con agua... todo lo se pueda hacer». Para algún día llegar en forma a casa.