El Sergas pone vigilancia al consumo de mascarillas en hospitales y centros de salud de Vigo

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Xoán Carlos Gil

Nombra un responsable por servicio para controlar y obliga a firmar cada entrega

24 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La escasez de equipos de protección individual (EPIs), sobre todo mascarillas, está poniendo en tensión los hospitales y centros de salud de Vigo en pleno ascenso de la curva de contagios por el nuevo coronavirus. Hace unas semanas que empezó a desaparecer material, confirman fuentes de varios servicios del Cunqueiro. La dirección del área sanitaria decidió guardarlo bajo llave.

La semana pasada, la gerencia fue más lejos. Nombró a un responsable de custodiar los equipos de protección dentro de cada centro de salud, dentro de cada PAC y dentro de cada servicio de los hospitales. El responsable es la única persona que tiene acceso a las mascarillas. Además, cuando a un trabajador se le da una, se debe dejar constancia escrita de quién es la persona que la recibe y cuándo, para monitorizar cada unidad. Los responsables de los equipos son quienes se encargan de todo el proceso y son los únicos autorizados para solicitar los repuestos.

Pero la preocupación es total. El consumo inicial de EPIs ha sido grande, y los repuestos, escasos. Las enfermeras que van a recoger muestras a domicilio consumen dos EPIs -uno cada una- por cada casa que visitan, y pueden ser unas 70 cada día. Los médicos que visitan a las personas enfermas que permanecen en sus domicilios también utilizan un equipo de protección en cada visita y luego lo tiran. En las plantas y en la uci sucede lo mismo. El consumo es altísimo.

Pero no solo se trata de los infectados. También de las sospechas. En un primer momento, cada vez que el personal sanitario estaba con un caso posible, y eran varias decenas al día, tenía que usar el equipo de protección. Ahora, el servicio de urgencias está dividido en dos, de forma que todos los enfermos respiratorios van a una zona y se trata a todos como posibles COVID-19. Las enfermeras estaban trabajando hasta ayer con una sola mascarilla FPP2 por turno. La cubrían con otra quirúrgica para tirarla al salir de la zona sucia.

También se han tomado otras medidas que, de manera secundaria, buscan controlar el consumo de EPIs: el COVID-auto del Meixoeiro permite hacer un centenar de toma de muestras al día y gastar solo ocho equipos de protección; en los ambulatorios se ha centralizado la atención a pacientes COVID-19 y, por tanto, el consumo de EPIs queda restringido a menos sitios.

El gerente del área sanitaria envía un correo diario al personal para informar de la situación del COVID-19. Fuentes del hospital aseguran que cada día Julio García Comesaña insta a que se cumplan las instrucciones del servicio de medicina preventiva sobre el uso de protección. Por un lado, se quiere evitar que haya sanitarios que paseen por el hospital con la mascarilla puesta, algo que debería quedar reservado solo para los enfermos. Por otro, se quiere ahorrar material. Incluso en las habitaciones con pacientes aislados, se le ha dicho al personal que solo aquellos que hacen atención directa deben usar la mascarilla FPP2 con filtro. Para el resto (limpieza, celadores...) llega con la mascarilla quirúrgica y el resto de medidas.

Compra masiva de pantallas de protección en urgencias

Un grupo de enfermeras de urgencias del Cunqueiro han hecho una compra masiva de pantallas de protección facial. «Ya tenemos 90. Las hemos comprado nosotras. Cada una tiene la suya y la desinfecta», explica Ana Pena, una de las organizadoras. Debajo de la pantalla llevan las gafas y la mascarilla. «Tratamos con pacientes que a veces nos echan la mano y queremos estar protegidas», explica. Cada una les ha costado alrededor de 20 euros.

Son mascaras que se utilizan para trabajos agrarios o de pintura. Tienen un semicasco y la pantalla. «Ya nos han contactado de otros servicios para conseguirlas, pero están agotadas», dice. Ellas compraron 80 y recibieron la donación de otras 10.

En urgencias cada enfermera tiene la suya. Se la lleva y después de salir de la zona de trabajo con pacientes respiratorios la desinfecta. La única opción que queda es acudir a una impresora en 3D.