Gretas Thunberg en los colegios e institutos de la comarca de Vigo

No vean lo que va a dar de sí la Cumbre Mundial del Clima Cop25 a nivel local, incluyendo por lo que vamos conociendo: mucha mentira, media verdad y no poca vergüenza ajena. Pero como el evento sigue y es pronto para sacar conclusiones, permitan que aprovechemos para presentar una campaña escolar muy relacionada con la emergencia climática y, en este caso, para bien, con un origen cercano por sus profes y profas implicadas en su lanzamiento.

 Se llama Recreos Residuo Cero y con semejante denominación ya se imaginarán en qué consiste. El contexto es muy claro y se fundamenta así: como docentes comprometidas y comprometidos con la educación ambiental y la lucha contra la crisis climática queremos concienciar a la comunidad educativa e implicarla en la reducción de su huella ambiental. Este programa incluye, por tanto, a toda la comunidad educativa, porque las familias juegan un papel importante, pues deciden los que sus hijos e hijas llevan al cole. A partir de ahí cada centro adopta y adapta el programa a sus circunstancias. El objetivo queda claro en la propia definición de la campaña, que se fundamenta en un principio fundamental: reducir la cantidad de residuos es el primer paso en el orden de prioridades para abordar la gestión de la inmensa cantidad de basura que generamos y que sigue aumentando en crecimiento exponencial. Reutilizar viene a continuación y reciclar debería ser la última opción aplicable solo a lo que previamente no podamos reducir o reutilizar.

 De esta forma, asumiendo que la escuela no deja de ser un reflejo de la sociedad pero puede (y debe) ser la semilla de un cambio social se analizan los hechos. Lo que comemos en el recreo produce basura, los residuos contaminan y podemos reducir su impacto. Es tanto como añadir otra R, la de reflexionar. A continuación, el reto: reducir los residuos que generamos en los recreos. ¿Cómo? Pues van unas cuantas pistas: comer frutas (que no necesitan empaquetados absurdos), usar envases reutilizables para la comida (ya tenemos incluso tutoriales para elaborar «portabocadillos ecológicos»), usar cantimploras para beber... De esta forma escaparemos de las trampas: briks, pajitas, aluminio, envases de film y otros plásticos desechables, bollería industrial.

 Este programa, que acaba de empezar con este curso, no para de sumar adhesiones urbi et orbi desde que se lanzó en septiembre y ya es frecuente ver su imagen en coles de Vigo, O Porriño, Redondela y un largo etcétera, solo por citar nuestra comarca. Estas cosas nunca surgen por casualidad ni son procesos aislados, es una acción más para combatir la emergencia climática y siempre hay alguien detrás. Podríamos citar muchos nombres, pero permitan que hoy, con la injusticia que supone particularizar en una persona este proceso de procesos colectivo, reconozcamos el trabajo de Miriam Leirós, profe en el cole Antonio Palacios de Porriño, sin olvidar al resto de Teachers for Future y las escuelas por el clima. Ya están surgiendo (y esto solo acaba de empezar) muchas Gretas Thunberg por las escuelas e institutos de la comarca de Vigo, en buena medida gracias a Miriam y a muchos profes, madres y padres y su fuerza inspiradora. Es, con diferencia, lo más esperanzador que hemos vivido a nivel global y local en mucho tiempo. Cuando se hace educación ambiental en serio pasan estas cosas y con estas consecuencias. Lo decía Greta Thunberg refiriéndose a las desmesuradas críticas que recibe ella y su movimiento: se les ve desesperados, ¿no será que estamos ganando? No sabemos si llegaremos a tiempo, pero citando a Bob Dylan, que es citar a un premio Nobel, «si el tiempo es para vosotros algo que merece la pena conservar, entonces mejor que empecéis a nadar u os hundiréis como una piedra, porque los tiempos están cambiando».

---

---

---