El Octavio está desaparecido

La Voz VIGO

VIGO

No disponible

El club vigués de balonmano no ha inscrito a ningún equipo esta temporada

08 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta una persona que vivió desde dentro la temporada pasada en el Octavio que el club vigués «llevaba tiempo en muerte cerebral, conectado a la máquina y pendiente de un momento de desenchufar que tenía que llegar tarde o temprano». Y se puede decir que ese es ya el momento presente del emblemático club vigués. Desde la Federación Galega de Balonmán confirman que la entidad no ha inscrito equipos en ninguna de las distintas categorías, ni sénior ni de base.

El presidente del organismo autonómico, Bruno López, indica que a día de hoy el club no tiene actividad en lo que se refiere al apartado deportivo, si bien «no se dan por vencidos y siguen intentando moverse en los despachos». Persiguen un regreso de cara a la próxima temporada que el máximo dirigente del balonmano gallego admite que le parece «muy complicado».

Explica que «hace tiempo que todo el mundo sabe que el Octavio no está bien» y que desde la Federación han tratado de ayudarle en todo lo posible, que no oculta que tampoco ha sido demasiado por no tener capacidad para hacerlo. «Estamos con las manos atadas. Cuando hay una situación económica delicada de por medio, no es un problema que se pueda solventar a través de una federación».

A Bruno López le consta que el club vigués ha tratado de salir a competir «por todos los medios», pero sin embargo en el momento en que la Federación Española les confirmó que podían disponer de la plaza en Primera Nacional -categoría que perdieron la pasada campaña-, ya les fue imposible. «Para eso necesitas jugadores y entrenadores y en su caso se habían ido buscando ya otros equipos», desgrana el presidente. Añade que en estos últimos años el Octavio ha estado «muy solo» y que eso ha desembocado en un hundimiento que a su vez ha llevado aparejada una falta de apoyo y confianza que ha terminado con un equipo con demasiadas cuentas pendientes. «Me apena porque es un histórico del balonmano gallego y tendremos que analizar entre todos qué se ha hecho mal», subraya.

Una muerte anunciada

Quienes vivieron los últimos años confirman que el club llevaba tiempo abocado a un adiós que a nadie ha cogido por sorpresa que se haya consumado. «La situación era la que era, hace tiempo que era difícil encontrar jugadores o entrenadores que quisieran incorporarse a un club en las condiciones en la que estaba. Nadie confiaba», indica un ex del Octavio.

Asegura que la temporada pasada nadie de la directiva llegó a comunicarles que estaban ante el final, pero que tampoco hacía falta porque todo el mundo era consciente. «Faltando un par de meses para acabar la temporada todo el mundo lo intuía. La continuidad era imposible, de hecho todos los que querían seguir en el balonmano empezaron a buscarse otras cosas», añade.

Esta misma persona aclara que tampoco se sintieron engañados porque no llegó a haber promesas incumplidas, sino una enorme falta de información. El club terminó la temporada casi por inercia, siendo conscientes sus miembros de que era su final.