Cuarentones políticos en activo

Monica Torres
mónica torres TUI / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

El decano Arturo Grandal se retira y José Antonio Lorenzo va a por la décima mayoría

19 nov 2022 . Actualizado a las 16:08 h.

Hoy vecinos de la comarca de Vigo que solo han conocido a un mismo alcalde desde 1979, año de las primeras elecciones municipales de la democracia. En España, son treinta los regidores que cumplieron el 3 de abril cuarenta años con el bastón de mando. A día de hoy, solo están en activo un pequeño ramillete de esos políticos que participaron en los comicios del gran cambio. No todos forman parte de las nuevas listas que compiten el 26 de mayo, pero siguen trabajando en la recta final de la campaña. Hay quienes exprimen sus últimos días de mandato (Arturo Grandal en Salvaterra), quienes aspiran todavía a mantener el bastón (Lorenzo en Mondariz-Balneario) y los hay que, tras un paréntesis personal y profesional, retomaron la política activa hace solo unos años.

A por la décima

El popular José Antonio Lorenzo Rodríguez, regidor de Mondariz-Balneario, su municipio natal y el de menor extensión de España, lo ha inaugurado casi todo desde 1979. Pero no se sentó en el sillón de alcalde hasta tomó el relevo de Julián Troncoso (UCD) en 1983. Ahora aspira a cumplir los cuarenta en el cargo logrando la que sería la décima mayoría absoluta del Partido Popular. Y dice sentir «ganas de hacer este mundo más bonito». «Yo soy muy joven porque bebo a diario de la fuente de A Gándara», asegura a sus 74 años. Lorenzo se inició laboralmente en el Gran Hotel, años antes de que las llamas lo devoraran el 23 de abril de 1973. «Quiero rematar la faena e irme para casa tranquilo», dice al frente de su bastión, donde presume de tener las cuentas municipales al día y con deuda cero. En la lista de asuntos pendientes, incluye «hacer más zonas de paseo cómodas y arreglar jardines». «Estoy aquí porque amo a mi pueblo, va a ser la última vez», asegura el alcalde de Mondariz-Balneario, que ya es el más veterano de la provincia de Pontevedra.

Arturo Grandal, alcalde de Salvaterra de Miño
Arturo Grandal, alcalde de Salvaterra de Miño Iago Maneiro

Diez y no más, el decano

Y el relevo llega ya al único concello del área metropolitana de Vigo en el que no hubo cambio de alcalde desde la llegada de la democracia. Arturo Grandal ocupó el sillón de mando en 1979 y no se movió de él hasta que hace un mes confirmó su retirada definitiva. El político más camaleónico reeditó sus sucesivas mayorías bajo las siglas de UCD, PSOE y PP (como independiente en 1983). La del 2015 fue la más ajustada, con siete concejales de una corporación de trece tras conseguir el 45,3 % de los votos. Se retira con 65 primaveras dando la alternativa a Marta Valcárcel y con un curriculo de obras como el parque de A Canuda o las recién estrenadas termas, a solo un kilómetro de Monçao, donde reside, y tras haber sentado las bases la eurociudad y conseguir fondos comunitarios para financiar un proyecto que permitirá recuperar la navegabilidad por el Miño.

Socialistas de A Guarda

Paulino Rodríguez González ha trabajado con el PSOE en todas las campañas de la democracia. Por primera vez en once convocatorias electorales y tras 24 años como concejal, no va en puestos de salida en A Guarda: «Hai xente moi válida para a renovación que nos vai superar a nós e non quero quitarlle máis tempo á familia». Asegura que «non é unha despedida porque sempre vou seguir estando cos compañeiros e co partido». De hecho, su nombre aún figura en la lista. De la cosecha de 1979 es también su compañero Miguel Español, con 32 años de edil ya cumplidos y otros cuatro a expensas de lo que diga su pueblo el domingo en las urnas. Comparten buenos y malos momentos. «O peor de todos este anos foi, sen dúbida, cando o xulgado nos comunicou que había que tirarlle a casa a veciños», recuerda Paulino Rodríguez, a pie de cañón pese a su jubilación política.

«Asaltaron o Concello corenta gardas»

El primer alcalde de la democracia de Tomiño y uno de los más jóvenes de Galicia entonces, Pablo Alonso Pérez, regresó a la política activa en el 2015 tras un paréntesis de dieciséis años por motivos laborales. Pachi, va ahora de número 9 de En Marea por Tui, donde ya llegó a ser concejal socialista. Asumió el timón de su municipio natal por Candidatura Democrática Independiente hasta 1983. «A relación cos veciños antes era directa, humana, había que ir polas portas porque non había case teléfonos. Cando había un mitin, antes acudía a xente en masa e agora case non vai ninguén e só maiores de cincuenta», indica el exregidor. Tiene muy clara su vocación. «Estou en activo porque me encanta a política e axudar ós demais, estou na Marea porque me gusta, igual que o fútbol, a familia e tódalas cousas e creo que podo aportar algo á sociedade». Sobre sus pretensiones, se muestra cauto: «Non teño previsións porque, aínda que me encontro ben, teño 68 anos e, a estas idades, un pode levarse un susto, así que non teño máis cálculo que o de mañán». Pablo Alonso era el alcalde de Tomiño cuando un contingente tomó el Ayuntamiento el 19 de febrero de 1980, un año antes del histórico 23F. «Estabamos reunidos os afiliados, seriamos unhas 150 ou 200 persoas falando do que se ía tratar no pleno cando, ó mirar pola fiestra, decatámonos de que había un feixe de gardas civís escondidos na praza de abastos tras as columnas e, de súpeto, ó mando dun capitán, había corenta homes que asaltaron o Concello», recuerda. Fueron momentos históricos también en el municipio. «Pregunteilles por que o facían e dixéronme que porque dentro do Concello había terroristas e eu contestei que os únicos terroristas que había eran eles porque dentro ninguén tiña armas», relata. Y ñade Pachi: «Todo se facía para desprestixiar ó alcalde porque era un home moi coñecido que trataba a todo o mundo moi ben, non só ás clases políticas altas. Foi o momento no que comezou a tratarse a todo o mundo igual, e por iso había que desprestixialo».

Hubo otros episodios imposibles de olvidar. «Cando ía falar eu, en calidade de alcalde, nas Festas do Alivio de 1979 apareceron un grupo dunhas corenta persoas de Fuerza Nueva comandadas por unha familia de Tui. Nós xa estabamos avisados e, en canto empecei a falar, alguén de Fuerza Nova comezou a berrar pero xa lle caíron enriba seis dos nosos homes e alí se lles acabou toda a saliva e as ganas. Detivéronos, aínda que os soltaron inmediatamente», relata Pablo Alonso. Hay asuntos pendientes. «Unha das cousas máis relevantes que tiven daquela foi comunicarme con deputado agrarista Antón Alonso Ríos, que xa tiña 92 anos e pouco despois morreu. Gustaríame que me devolveran esa carta, que desapareceu», deja caer.