Hai que roelo

VIGO

07 abr 2015 . Actualizado a las 09:29 h.

Hay expresiones gallegas que no tienen parangón. «Hai que roelo» es una de ellas, aunque la castiza «ajo y agua» tampoco está mal. Pero cuando uno transita por la avenida de Castelao y se da de bruces con un pesquero de 27 metros de eslora que no corta el mar, sino vuela, y se acuerda de toda esta película del barco, la primera viene más a colación. Puede gustar o no, pero de lo que no hay duda es de que impresiona, porque es un elemento extemporáneo, casi tanto como que el navío esté permanente vigilado por la policía local, que es como reconocer que hay miedo a esos únicos 25 opositores recalcitrantes, que deben ser tan fuertes como los 300 espartanos de la batalla de las Termópilas.

Y debe ser verdad que los vigueses están encantados y que se puede hacer con el ciudadano lo que se quiera sin hallar oposición alguna, porque fue precisamente en Coia donde hace ya dos años, un grupo de vecinos -aun menor en número que los contrarios a la instalación del Alfageme en una rotonda- se manifestó tibiamente contra la tala de árboles de su avenida, ejemplares de gran porte que llevaban creciendo durante más de un cuarto de siglo y que el gobierno municipal se cargó con la barata excusa de que producen alergias, o la otra evasiva habitual: que están enfermos. Pues si cuando uno está doliente le matan, ¿para qué queremos jardineros?

La cuestión del barco comparada con la de los árboles tiene mucha menos enjundia, porque el aire es de todos y el medio ambiente también, pero al no haber discrepantes se saldó la gañanada con unos cuantos parabienes y palmadas de palmeros felices. La indiferencia cívica ante las decisiones aparentemente inocuas de los políticos de turno es su mejor baza. Y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa... que dice que la ciudad está «priciosa». Mimá...

begona.sotelino@lavoz.es