El Obispado de Tui-Vigo disuelve la orden de San Miguel

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

VIGO

Todavía estaba operativa tras la marcha a Madrid de su líder, que está en prisión por abusos y asociación ilícita

22 dic 2014 . Actualizado a las 23:36 h.

La Orden y Mandato de San Miguel Arcángel ya no existe. La organización religiosa, que varios de sus adeptos denuncian que en realidad se trata de «una secta destructiva», fue ayer «suprimida» de los registros de la Iglesia católica por el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, cuando se cumplen once días de la detención del líder del grupo, Feliciano Miguel Rosendo da Silva.

El obispo justifica su motivación para dar de baja a la organización religiosa en el «escándalo» generado por el contenido de las denuncias hechas por exadeptos, que relataron desde supuestos abusos sexuales a escenas de malos tratos y apropiación de fondos por parte del fundador, encarcelado y acusado de asociación ilícita y de los citados abusos.

La intervención definitiva de la diócesis de Tui-Vigo se produce después de que el nuncio del Vaticano en España, monseñor Renzo Fratini, manifestase el miércoles pasado al comisario extraordinario que se ha hecho cargo de la asociación el mandato expreso de que se actuase con más contundencia y celeridad en un caso cuyas primeras denuncias fueron presentadas sin éxito en el 2006 y reiteradas y ampliadas en el 2012.

«Con hondo pesar hemos constatado, como es público y notorio, que últimamente miembros de esa asociación, que se han dado de baja a raíz del nombramiento del comisario, han causado grave escándalo no solo en esta diócesis, en la que ha ejercido su actividad, sino en toda España, con gran repercusión mediática», señala en el decreto de supresión el vicecanciller de la diócesis en nombre del obispo.

Luis Quinteiro califica de «causa grave» los motivos que le han llevado a la «supresión» del grupo tras escuchar ahora los testimonios aportados sobre la vida de la orden por parte del comisario nombrado hace nueve meses por él mismo para sustituir a Miguel Rosendo en la dirección del grupo.

La Iglesia se aparta

Tras retirar la concesión de asociación que la Iglesia le había concedido a la orden de San Miguel en el 2009, el obispado apunta que su papel en el caso ha concluido y que todo dependerá a partir de ahora en exclusiva de la Justicia ordinaria.

En su decreto, el obispado circunscribe los hechos denunciados y que motivarían su decisión de ayer a momentos posteriores a haber abandonado la casa de Oia la mayoría de los integrantes de la orden de Miguel Rosendo. Sin embargo, las denuncias presentadas ante el anterior obispo de Tui-Vigo, y también al antecesor de monseñor Fratini en la nunciatura del Vaticano en España, ya relataban hechos irregulares y de naturaleza «sectaria» desde el 2002. La investigación judicial se centra además fundamentalmente en las actividades llevadas a cabo en la llamada casa madre de la localidad pontevedresa y en las actividades que los miembros de la citada orden desarrollaron en Galicia antes de trasladarse a Madrid, cuando Miguel Rosendo fue destituido en marzo como responsable de la asociación por el propio obispado.

El decreto episcopal señala que bajo las ordenes del comisario extraordinario solo quedaban ya 26 miembros de los 400 que llegó a sumar la organización creada a partir de una red de herboristerías de Vigo y cuyo líder acumuló a su nombre y al de su esposa un patrimonio inmobiliario de más de dos millones de euros.

Nuevo registro

Miguel Rosendo fue conducido ayer desde la cárcel coruñesa de Teixeiro, donde está recluido, hasta la que fuera su casa de Oia y sede de la orden de San Miguel. Su traslado fue ordenado por el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Tui para que el imputado asistiese durante cinco horas a un nuevo registro del inmueble y a la apertura de las tres cajas fuertes instaladas en el bajo, vigiladas por un circuito de vídeo cuando el ahora detenido regía la orden.

Para abrir las cajas fuertes fue requerida la presencia de los bomberos del grupo de emergencias de A Guarda, que tuvieron que emplear sierras circulares y patas de cabra para lograr la apertura de los dispositivos de seguridad.

Según las investigaciones realizadas por un detective contratado por padres captados por la organización religiosa, en dichas cajas fuertes Miguel Rosendo guardaría de manera regular ingresos de diversas cantidades, aportadas por los propios integrantes de la orden y también por familias de apellidos conocidos en el ámbito de todo el Estado, como Oriol o Ruiz Mateos, apunta el informe que dio pie a las denuncias que motivaron la apertura de la causa. Algunos exadeptos relatan la existencia de paquetes de billetes de 500 euros.