El «Bernardo Alfageme» es el enésimo barco histórico maltratado por las autoridades
21 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.El catálogo del patrimonio municipal de Vigo recoge más doscientos molinos, cerca de mil hórreos, quince pazos y casas solariegas, ocho petos de ánimas, veinticuatro cruceiros y otros muchos elementos. Todos de carácter rural. Ninguno de ambientación marinera. En una ciudad que nació y se desarrolla mirando al mar.
El polémico caso del barco Bernardo Alfageme es un claro exponente del desprecio que las autoridades han tenido y siguen teniendo con el patrimonio marino. Tras haber pagado 600.000 euros en trabajos de rehabilitación y puesto a punto, que permitirían navegar al barco, Abel Caballero pretende anclarlo en una rotonda, donde no podrá ser visitado por dentro. Es el caso más reciente, pero no el único barco que ha sido maltratado.
En 1990, la corporación acordó conservar el Campaláns y trató de llevarlo posteriormente al Museo do Mar. El barco había sido construido en Barreras en 1934, siendo el primer buque con casco de hierro confeccionado en Vigo. Esta embarcación recibió la medalla al mérito naval con distintivo rojo por su participación en la extinción del incendio del Policomander. En julio de 1997 fue desguazado en A Lagoa.
Otra víctima del olvido es el Islas Ficas, un barco que debió llamarse Islas Sicas, pero que un funcionario confundió la ese por la efe. Desde finales de los años sesenta esta embarcación, perteneciente a Vapores de Pasaje, realizó la ruta de las Cíes, siendo el buque insignia de la compañía. Pero, sin duda, la cubierta superior de este barco quedará para la historia por acoger una de las escenas más famosas de la película Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa, con Javier Bardem y Luis Tosar sentados en sus bancadas. En el 2009, este barco era desguazado en Marín.
Hasta que se levantó el puente de Rande, las comunicaciones entre las dos orillas de la ría se realizaban a través de los barcos de línea. La imagen de los vapores de madera está en la retina de muchos vigueses. Tampoco ninguno de aquellos hermosos barcos fue aprovechado de alguna manera.
El patrimonio marítimo ha sido despreciado desde siempre en Vigo. El desprecio incluso se extiende hacia las tradiciones, potenciándose las fiestas agrícolas, como los magostos, mientras que ya nadie recuerda ninguna celebración típica de los marineros.
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