Redondela baila por Corpus para celebrar la muerte de la Coca

Jorge Liboreiro

VIGO

Las calles de la villa se cubren de alfombras de flores para recibir un año más las fiestas de la Coca

19 jun 2014 . Actualizado a las 20:42 h.

Aunque las leyendas de dragones suenen a fantasía y ficción de caballeros, hoy los redondelanos han presenciado una. O al menos la recreación de una. Las celebraciones de la fiesta de la Coca invaden Redondela un año más atrayendo visitantes de toda la comunidad.

La jornada de hoy jueves fue un día grande dentro de la programación de la fiesta. Las alfombras de flores y los puestos de rosquillas llevan toda la semana atestando las calles de la villa. El día empezó con el traslado de la Virgen A Gabacha desde la Iglesia de Vilavella hasta la de Santiago de Redondela. En torno al mediodía, los gigantes y cabezudos se reunieron en la Plaza Rivadoira para entretener al público, que tenía la posibilidad de probarse las esperpénticas máscaras. Allí también estaba la célebre Coca, un dragón verde de cartón-piedra con ruedas incluidas. Las reacciones de los más pequeños iban desde pavor hasta la mofa. «Aquí hay niños dentro», dice un padre a su hijo mientras toca el dragón, lo que causa el espanto del infante. Las palabras no son del todo desacertadas. La leyenda cuenta que la Coca era una bestia alada y despiadada que raptaba a las jóvenes redondelanas en edad de casarse y las retenía en su cueva en la isla de San Simón. Estas mujeres respondían al nombre de penlas. La creciente falta de féminas hizo que los marineros se enfrentaran finalmente al dragón, al que derrotaron con sus espadas. Cuando la bestia agonizaba, los marineros se cogieron las espadas unos a otros y se pusieron a bailar para celebrar la victoria. Las mujeres fueron liberadas y la vida en la antigua Redondela volvió a su normalidad.

Esta épica batalla es lo que hoy se ha intentado recrear. Ayer miércoles las dos penlas del año pasado cedieron su título a otras dos en un acto más solemne que festivo. Hoy, las nuevas penlas han salido a lucirse junto a un grupo de jóvenes redondelanos que iban caracterizados de marineros. El espectáculo tuvo lugar por primera vez en la Plaza de la Torre, en vez de delante del Ayuntamiento, como venía siendo habitual hasta este año. En la plaza se extendía una alfombra de flores y se situaba un altar religioso. En torno a ella la gente se agolpaba intentando conseguir un sitio cómodo y con buenas vistas. La acumulación de gente hizo que algunos de los asistentes sacaran el abanico pese a los 20 grados nublados. Las primeras en llegar fueron las mujeres: las niñas, con flores y de blanco crudo, y A Gabacha. Seguidamente aparecieron los marineros, también de blanco y con fajín rojo o azul. En último lugar llegó el párroco de Soutomaior portando el santísimo y cubierto por un palio dorado. El sacerdote se dirigió al altar y bendijo el acto. En ese momento dio comienzo el baile de los marineros, cogidos de las espadas y tocando castañuelas. Las dos penlas destacaban por sus alas de ángel y por estar subidas en los hombros de dos mujeres. El público dedicó un sonado aplauso a los participantes, a pesar de la brevedad del baile que homenajeaba la victoria sobre la Coca.

Por la tarde los actos serán más desenfadados y menos conmemorativos. Balonmano en la calle, espectáculo para niños, exhibición de baile moderno y latino y, como broche final, verbena en el Campo da Feira a cargo de la orquesta Televisión.

Jorge Liboreiro