La zona antigua de Vigo vive una eclosión de bares y en la actualidad suma más de ciento veinte
08 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El tapeo se ha convertido en el mayor atractivo del Casco Vello de Vigo y ha logrado devolver al barrio el apogeo de otros tiempos. Cientos de personas abarrotan los bares los fines de semana hasta el punto de resultar casi imposible hacerse con un hueco en la barra. Lograr una mesa a partir de las 22.00 horas resulta aún más difícil.
Los propios hosteleros admiten que viernes y sábado no dan abasto a la hora de atender la demanda y no se cansan de invitar a los clientes a visitar el barrio el resto de la semana. Mientras que en otras zonas de Vigo los traspasos y cierres de este tipo de locales están a la orden del día, en el barrio antiguo las aperturas son un constante goteo. Buena muestra de ello es que en esta zona de la ciudad hay un local de hostelería por cada 28 habitantes, teniendo en cuenta que el último censo registraba 3.600 y que el número de bares rebasa los 120. La media española es de un bar por cada 129 habitantes, lo que le otorga el segundo puesto de Europa tras Chipre, que ostenta el récord con 124 por habitante.
Las ofertas gastronómicas son de todo tipo. A los bares de siempre, como el popular O Porco, se suman otros con un toque moderno como Lume do Carozo. Los hay que alardean de la tierra, como A Regueifa, la Taberna A Pedra y A Curuxa. Y los especializados en un único producto, como Tarugo.
La moda del tapeo ha llevado a cafeterías y restaurantes de todo tipo a sumarse a la iniciativa y a ofrecer, al margen de sus cartas, otros bocados no menos exquisitos. Los precios son más asequibles de acuerdo al tamaño, e incluso gratis con la consumición. Es el caso de El Capitán, el Cre Cotté, La Comidilla, El Amante, Cosmos, Don Gregorio, Soportales, Picadillo, La Mari y otros muchos.
Otro de los negocios que se han ido extendiendo en los últimos años es el de las vinotecas y el Casco Vello no ha sido ajeno a este bum como demuestran locales como Buqué, Cabernet y A Lareira.
En la actualidad, la mayoría de los hosteleros del barrio antiguo ofrecen pinchos gratis con la consumición, algo que se ha ido extendiendo en los últimos tiempos al conjunto de la ciudad.
La importancia de este detalle es tal, que buena parte de la clientela elige el bar en función del pincho que ofrece.
Los concursos de tapas han sido una plataforma para el lanzamiento de los productos de cada local y una forma de atraer al público que no suele frecuentar el Casco Vello. Un ejemplo de la buena acogida que han tenido es que en cada edición aumenta el número de participantes. Tal vez por eso, la Federación Provincial de Hostelería tiene intención de organizar un concurso a nivel provincial al que concurrirán los ganadores de los distintos certámenes locales y de los que saldrá el premiado.
Pega
La única pega que ponen los hosteleros del barrio antiguo de Vigo es que de lunes a jueves la afluencia de público es escasa. Esta circunstancia ha llevado a algunos empresarios a optar por cerrar dos o tres días a la semana para evitar gastos corrientes y de personal.
En más de una ocasión han pensado en abaratar los costes de los vinos y las cañas durante los primeros días de la semana o en servirlos en vasos más pequeños para animar a la gente al chiquiteo. De momento no lo han llevado a cabo, aunque no descartan ponerlo en marcha en un momento dado.
Otra de las propuestas pasa por ofrecer esos días pinchos gratuitos de mayor tamaño de los que se sirven habitualmente durante los fines de semana. También hay hosteleros partidarios de poner los concursos de tapas de lunes a jueves, lo que, a su juicio, incentivaría las visitas y, por otro lado, los descargaría de la cantidad de trabajo que tienen los fines de semana.
Una de las iniciativas que ha tenido gran acogida es la sesión vermú, en la que ha sido pionero el local Uno está. Dos domingos al mes ofrece por las mañanas música en directo y pinchos orientales. Otro bar muy peculiar, Mamarracha, se ha decantado por el brunch a base de pinchos colocados en la barra que el cliente puede degustar gratis con la bebida. Si de algo presume la hostelería es de lograr dinamizar el barrio como sucede en la plaza de la Colegiata.