Julio Verne

VIGO

18 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La cuenta la hizo el investigador y periodista Eduardo Rolland, releyendo, dice que con placer, 20.000 leguas de viaje submarino. Fue el 18 de febrero de 1868 la fecha elegida por Julio Verne para situar el Nautilus en la ría de Vigo. La visita, que hoy en día estaría controlada por la Guardia Civil para evitar el expolio del patrimonio subacuático, es una baza que tendríamos que empezar a tomarnos en serio por todas las ventajas que podría aportar a Vigo y su entorno.

Verne es un escritor universal y, por lo tanto, el mejor escaparate para vender el nombre de la ciudad en todo el mundo. Y no hay que olvidar que el capítulo octavo de la segunda parte de 20.000 leguas de viaje submarino lleva por título La bahía de Vigo. El escritor francés ha facilitado la plataforma y solo hace falta que alguien, o muchos, la exploten. Y tampoco es tan difícil.

Si Verne incluyó el nombre de Vigo en su libro fue porque en esta ría se desarrollo la batalla de Rande, en 1702. Enlazando ambos temas se consigue un argumento fascinante para comenzar a tejer un atractivo para quienes quieran visitarnos.

En este momento hay varios contenedores culturales en la ciudad que no cuentan para los visitantes, locales o foráneos. Desde el Museo Municipal Quiñones de León, que permanece en el más absoluto silencio, hasta el fantasmagórico Verbum de Samil, pasado por el Museo do Mar podrían asumir la sede de la Bahía de Verne. Una planificación adecuada, no basada en las prisas ni en los tiempos electorales, y con el asesoramiento de los expertos se podría comenzar a pensar a largo plazo en la creación de un lugar atractivo donde desembocasen todos los caminos que llevan a Verne. Alguien en el pasado propuso bautizar a Peinador con el nombre de Verne. No sería un mal comienzo.

jorge.lamas@lavoz.es