Si Lee Marvin cantaba y silbaba en La leyenda de la ciudad sin nombre aquella famosa melodía, miles de vigueses tararean por lo bajinis y se acuerdan de la familia del que decidió cortar la mayoría de los árboles que habían crecido en las calles de la ciudad durante años. La película de Joshua Logan era un western musical, pero la versión olívica, traducida como La leyenda de la ciudad sin sombra, es un drama social con ramalazos de documental de denuncia medioambiental. Vamos, que si coge este guión Costa Gavras, contrata a Julia Roberts y la actriz norteamericana se nos ata a un chopo de la avenida de Castelao y el héroe, que podría ser, para darle un toque de verosimilitud, Javier Bardem (que ya anduvo por Coia con Los lunes al sol), sería un empleado de Cespa que la salva de la motosierra antes de que llegue otro compañero muy cumplidor de órdenes que vienen «de arriba».
En el filme de finales de los años 70 los paisanos buscaban oro. En esta supuesta película de la segunda década del siglo XXI los habitantes de una urbe llamada Vigo buscan una sombra bajo la que refugiarse, que en ocasiones vale más que el dorado metal. Mientras hace mal tiempo no se nota. Pero, ay, cuándo sale el sol, que sale con ganas de resarcirnos de tan larga ausencia, entonces... nos acordamos de aquellos días en que había frondosos árboles en las avenidas y calles de la ciudad. Ahora hay unas aceras amplias, enormes, con unas piedras que absorben el calor como pollos en el horno y unas jardineras-escupideras que no sirven ni para que los perros echen una meada. Hasta los jubilados que se reúnen en la avenida de Castelao a echar la partida piden que les pongan unos toldos. «Es que antes había árboles», argumentan. Pues nada. A seguir talando.
En esta película Julia Roberts se encadena a un chopo en la avenida de Castelao
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