Tres de cada diez ciudadanos da dinero y un 11,3 % no ayuda a los pobres
17 dic 2012 . Actualizado a las 07:05 h.La acción solidaria más extendida entre los vigueses es la donación de ropa, tal como demuestra una encuesta del Valedor do Cidadán. Más de la mitad de la población se inclina por ayudar de esta forma a las personas en situación de pobreza, frente a un 38,7 % que prefiere dar alimentos y al 32 % que se inclina por el dinero. Este último se entrega mayoritariamente a organizaciones de beneficencia.
Por el contrario, uno de cada diez vigueses no ofrece ningún tipo de ayuda a los pobres.
Sus preferencias contrastan con las demandas de la población más desfavorecida. Según Cáritas Diocesana, lo primero que reclaman los ciudadanos sin recursos es un empleo y comida para alimentarse mientras llega el salario. La tercera demanda apunta a la vivienda, seguida de gastos adicionales como el recibo de la luz y del agua.
Las causas de la donación masiva de ropa pueden estar en el cambio de temporada, ya que una parte de los ciudadanos aún pueden permitirse la renovación del armario, en opinión del director de Cáritas, Ángel Dorrego. «Yo llevo diez años sin comprar ropa; como trabajé en un banco, la sigo teniendo porque un jersey no pasa de moda», comenta. Otras familias, añade, necesitan, vaciar los armarios para hacer sitio a la ropa de los hijos o de los abuelos que retornan a casa. «Se necesita ropa, pero no es lo más demandado», concluye.
La encuesta del Valedor do Cidadán detecta un incremento en el pesimismo de los vigueses con relación al comportamiento de la pobreza en un futuro. Casi siete de cada diez están convencidos de que empeorará la situación.
El principal motivo que conduce en Vigo a este estado es la falta de trabajo, seguida de las bajas remuneraciones salariales, lo que impide a numerosas familias llegar a fin de mes.
El ámbito rural es el que cuenta con mayor número de vecinos que desarrollan trabajos no remunerados, en concreto un 15,6 % frente al 8,5 % existente en la zona urbana.
Peor aún es la percepción que tienen los vigueses sobre la posibilidad de conseguir una hipoteca, en cuyo caso nueve de cada diez lo ve muy complicado. Esta circunstancia les impide acceder a empleos, viviendas y otra serie de necesidades de primera mano.