Lassad is on fire. Cuando ocurre en una cancha de baloncesto, el jugador se tira hasta las zapatillas y todo acaba en canasta. Cuando pasa en el Miniestadi, el Dépor rompe por fin su sequía liguera sin necesidad de recurrir a la estrategia. Aunque la lata se abriese en un saque de esquina, porque no todo vicio es malo.
El marcador de juguete, las gradas que apenas evitaban que los balones acabaran lloviendo a la calle, las cercanas vistas del ayer intocable Camp Nou y, sobre todo, los gritos de la afición rival. «Es de Segunda, el Dépor es de Segunda». Todo escoció. Durante apenas media hora. Transcurrido ese tiempo, la hinchada local ya tocaba otra canción: «Luis Enrique, Luis Enrique». Pedía la vuelta del viejo entrenador; al nuevo ya le habían caído tres goles.
Los dos primeros con el mismo sello que llevaron tres y medio de los que recibió el Girona en Copa. Un Lassad que no tardó en demostrar remate y oportunismo y se atrevió a desbordar con clase en la banda a un internacional de nuevo cuño como Montoya. El partido se prometía bonito y no defraudo, con dos equipos abiertos y mucho espacio para tocar. El centro del campo culé acumuló posesión, mientras buscaba la espalda de los centrales blanquiazules. Los de Oltra tardaron cinco minutos en sacudirse la presión y dos más en hacer el 0-1.
El primer saque de esquina concluyó en gol anulado por fuera de juego. Lo había intentado el Dépor ante al Hércules: bola rasa al primer palo, prolongación y remate. Frente a los de Alicante el centro fue malo. Ante el Barça B la estrategia obligó al paradón de Miño. La diferencia: ayer sacaba Guardado.
Por mucho que el míster diga que le sobran lanzadores, nadie tiene el toque del mexicano. Lo demostró en el siguiente córner, cuando tocó en corto para colocarla después en la cabeza de Lassad. El Dépor se ponía por delante y los mismos jugadores doblaron la cuenta. Esta vez, el Principito se marcó un eslalon fenomenal que acabó en rechace y balón muerto para la aparición del tunecino.
El tercero tuvo efectos especiales. Un «ooooh» de varios segundos que acompañó la bola desde el medio campo a la portería. Guardado apenas había cruzado la divisoria cuando se largó un preciso zurdazo que daba el choque por muerto a la media hora.
Lo resucitó una tontería. Rodri, que había derrochado la única oportunidad clara de los suyos, discutió con Eusebio cuando le mandó volver al centro del tridente. «No ves que está cojo», le replicó señalando a Ayoze. Todo el campo se había dado cuenta, pero Oltra, en la grada, demoró el cambio diez minutos. Tiempo que aprovechó Montoya para desbordar por esa banda y devolver emoción al duelo.
Un partido que el Dépor pasó ya atrincherado y a la contra. El Barça B pegó primero. Deulofeu dio profundidad y Rafinha un tanto tras una de las muchas melés en el área blanquiazul. La tuvo Rodri en el 93. Al espectáculo aún le faltaba agonía.
Goles: 0-1, min 8, Lassad; 0-2, min 29, Lassad; 0-3, Guardado, min 32; 1-3, min 35: Rodri; 2-3, min 78, Rafinha.
Árbitro: Martínez Munuera (colegio valenciano). Amarillas a Rodri, Sergi Roberto, Ayoze, Jesús Vázquez
Incidencias: Menos de cinco mil espectadores en el Miniestadi. Notable presencia de aficionados del Dépor, que no dejaron de animar.
Miño; Montoya, Bartra (Montoya, min 86), S. Gómez, Planas; Jonahtan Dos Santos, Sergi Roberto, Rafinha; Espinosa (Cuenca, min 57), Kiko Femenia (Deulofeu, min 45), Rodri
Aranzubia; Laure, Colotto (Ze Castro, min 76), Aythami, Ayoze (Saúl, min 40); Jesús Vázquez, Bergantiños; Guardado, Valerón, Saomao; Lassad (P. Álvarez, min 69)