Nueva gama de congelados

VIGO

04 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Es sabido que Vigo es la gran potencia mundial del congelado. La capacidad frigorífica total del municipio supera la de cualquier otro puerto del planeta. Y los productos que ofrece nuestra industria son de calidad incomparable, al punto de que hay quien prefiere una merluza austral, capturada en Chile y ultracongelada al momento, a una del pincho o pescada en el Gran Sol. Así que somos, para resumir, los reyes del frío.

Para colaborar con el sector, el Concello ha decidido crear un nuevo producto, que se prevé de gran éxito: El pordiosero congelado. Para lanzar tan flamante gama de artículos, el gobierno municipal ha tenido que esforzarse durante casi cuatro años para demorar la creación de un albergue para indigentes. Merced a este fabuloso trabajo de incapacidad, ya pueden estos días morirse nuestros pobres en la calle. Y, gracias a las temperaturas polares del vigente frente siberiano, quedar perfectamente ultracongelados, conservando todas sus propiedades, que no suelen ser muchas.

La falta de un albergue donde cobijarse, permite a nuestros sin techo congelarse en la calle tan ricamente, pudiendo adoptar además posturas y expresiones póstumas de gran patetismo, para que, en el momento del levantamiento del cadáver, subrayen así su agradecimiento a los políticos por su gestión.

En este asunto, además, la responsabilidad es compartida. Ninguna formación puede presumir de haber hecho más que otra por conseguir esta nueva gama de pobres congelados. La situación actual es producto del fracaso del proyecto en San Roque, de la negativa de la Xunta a ceder La Gota de Leche y de la dilación emprendida por el alcalde, que sigue demorando decirnos cuál es esa maravillosa ubicación alternativa que él tiene para el albergue. Es imposible pensar que el retraso tenga una intención electoral, que se estén midiendo los tiempos, para hacer el anuncio en el momento más propicio. Porque los pobres se están muriendo en la calle ahora mismo. Es ahora cuando hace frío. Y, en cualquier caso, este tema debió resolverse mucho antes, hace ya más de tres años. O, cuando menos, antes de que los termómetros bajasen de cero.

Y hay que volver a recordar que la Xunta, que se desentiende del caso, es una potencia mundial en albergues, aunque sólo para peregrinos, que pueden disfrutar de cama, calefacción y ducha en los numerosos caminos a Compostela. Para los pobres, no se habilita ni una manta.

La única solución que les queda estos días a nuestros mendigos vigueses es morirse de frío. Y quedar convenientemente congelados, con la esperanza de emular la leyenda urbana que circula sobre Walt Disney. Aunque su problema, a día de hoy, con esta Xunta y con este Concello, parece que no tiene solución posible, les queda la esperanza de que, debidamente criogenizados, puedan ser descongelados en un futuro, en el improbable caso de que esta ciudad tenga algún día unos políticos capaces de resolver los problemas. Aunque esto ya nos suena a ciencia-ficción.