El Rey Sabio regresó al castillo de Maceda

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

16 nov 2010 . Actualizado a las 13:42 h.

Ledísimos. Tanto que algunos ya estrujan las meninges para inventar un plan igual de apetecible cuanto antes. La idea de los armadanzas del encuentro, todos ellos socios activos de la Fundación Vigueses Distinguidos, era aliñar la gimnasia con la magnesia hasta conseguir una mezcla bien apetitosa, especialmente indicada para liberar tensiones del alma y vaciar las consultas psiquiátricas.

A la vista está (obsérvense las fotografías superiores) que lo lograron. La amenazante lluvia con la que amanecimos el domingo no sólo no arredró a ningún excursionista, sino que se sumaron más de los que los promotores del sarao imaginaron sobre el papel.

La parte gastronómica del apetecible programa incluía un soberbio cocido en el castillo de Maceda. Lo que no imaginaban los comensales era que a la hora del café se iba a presentar el mismísimo Alfonso X. Para el Rey Sabio, que guardaba un extraordinario parecido con Carlos Núñez, es aquel un escenario familiar, ya que el castillo fue su hogar hasta que cumplió once años. Seguro que fue allí donde se familiarizaría con el gallego en el que luego escribiría sus Cantigas.

Pues eso, que el décimo de los Alfonsos pidió a los presentes que no le olvidaran. Algo de eso debía de recoger al pergamino que entregó al alcalde de la villa, Xavier Oviedo, que no quiso perderse la comida.

Antes de reponer fuerzas el grupo, precedido por guía experto, se entregó a recorrer con placer las piedras de Allariz. En su molino más famoso no dudaron en poner a funcionar la muela mientras entonaban (muy bien, que para eso la comitiva estaba preñada de músicos) Unha noite no muiño.

Trabajo les costó dejar la mesa a las cinco de la tarde, pero lo hicieron sin pestañear porque no estaban dispuestos a cancelar nada del programa que, a esas horas, mandaba encaminarse hacía Xunqueira de Ambía, previa marcha a pie de los cuatro kilómetros que separan esta localidad del vecino lugar de Padroso, ambos en el Camino de Santiago.

Fue en Xunqueira donde agudizaron los sentidos (musicales) para asistir al didáctico concierto de órgano que ofreció en su honor Irma Fernández. La parte vocal la puso Antón Pulido que, amén de pintor, es licenciado en Gregoriano por la Universidad de Salamanca. Eligió para la ocasión sendas cantigas de su amigo Modesto Hermida, también presente, y Curros Enríquez, ambas musicadas por Pulido junior. Un magosto popular que habían organizado los vecinos, con el alcalde José Luis Gavilanes al frente, les esperaban a la salida de la iglesia.

Antes de llegar a Vigo pasadas las once de la noche, aún habría tiempo para hacer una parada técnica en O Ribeiro, concretamente en la bodega de Celso Domínguez, donde se enfrentaron a una empanada de zamburiñas, pan rústico, uvas pasas, nueces y, claro, vino. Y de entonar las últimas canciones, en este caso en grupo, guiado por voces tan autorizadas como las de los ya citados Carlos Núñez y Pulido, además otros coristas tan conocidos como Puri del Palacio, Aniceto Núñez, Manoel Soto, Xesús Alonso Montero, José María Fonseca, Anxos Pérez, Pepe Morales, Xesús Sueiro... También trataron de entonar Julio Estévez, Carmen Salgueiro, Antonio Díaz Pedreira... Y, claro, el principal muñidor del encuentro, Bieito Ledo. Pues ya hay lista de espera para la siguiente liberación de tensiones del alma. Amén.

Por un día dejaron de servir para ser servidos. La casa de José Domingo González, Don Pepe, (el único que no pudo hacer fiesta) fue el escenario elegido por la federación que los agrupa, y que capitanea José Magaz, para darse su particular y merecido homenaje anual y, de paso, hacer balance. Éste, según reconoció el presidente, es más que bueno. No hablaba de dinero, que también, sino de otras cifras no menos importantes.

En su somero repaso hizo especial hincapié en cuestiones relacionadas con la formación. En los cuatro años (se cumplirán en febrero) de mandato que lleva la actual directiva, se ha multiplicado por tres el número de socios y casi por infinito el de profesionales formados.

Aprovechó que en la sala había políticos de todos los colores (Roberto Varela, Abel Caballero, Santi Domínguez, Chema Figueroa...) para, además de lograr que posaran para la foto en amor y compañía, explicar en qué se habían gastado y pensaban seguir gastándose las ayudas que unos y otros les conceden para poner a la hostelería gallega dónde se merece.

Esa es una tarea a la que llevan muchos quinquenios entregándose profesionales como Celia Prado, depositaria de las esencias del restaurante Basilio, cuya labor fue reconocida por sus colegas con el premio (al buen hacer) más aplaudido de la noche.

Alberto Cunha fue el encargado de amenizar una velada en la que quedó claro que la hostelería proporciona más empleos que Citroën y el naval. Así se entiende la invitación de Varela a mantener de par en par la ventana que abrió el Xacobeo.