«Bob Dylan se ha convertido en el payaso de sí mismo»

B.R. Sotelino VIGO/LA VOZ.

VIGO

El cantautor ofrecerá la próxima semana un concierto organizado por la Asemblea Republicana de Vigo

18 may 2010 . Actualizado a las 12:25 h.

La Asemblea Republicana de Vigo Amigos da República organiza el concierto que Paco Ibáñez ofrecerá el próximo miércoles, 19 de mayo, en el teatro del Centro Cultural Caixanova. El legendario cantante y activista cultural censurado durante el franquismo, entusiasta trovador de cientos de causas perdidas, estrenó a finales del año pasado, en el Théâtre du Châtelet de París, su nuevo repertorio en homenaje a poetas como Rafael Aberti, Lorca, Neruda y, sobre todo, Miguel Hernández de quien se cumple ahora su centenario.

-¿Disfrutará el público en Vigo de ese mismo repertorio?

-Es variable. El ambiente y el público también marcan un itinerario en las canciones que uno canta. El montaje se hace sobre la marcha, pero sí, básicamente es el mismo. Hago versiones musicadas desde toda la poesía española, desde el Arcipreste de Hita hasta Fanny Rubio, que es una poetisa de Jaén que vive en Madrid.

-¿Y de algún autor gallego también?

-¡Hombre! Por supuesto, con vuestro permiso. Como le pongo cariño, los gallegos me perdonan el acento que nunca tendré, porque eso se mama.

-En París cantó algún tema en gallego, ¿no?

-Sí: Que ocorre na terra, que ocorre rapaz, se son pesadelos eu quero espertar (recita). Es un poema de Antonio García Teijeiro a favor de la ecología y la naturaleza, que habla de que hay que querer a los árboles tanto como podemos querer a las personas. Yo siempre que veo un árbol cortado me entra un gran sentimiento de pena. Y también canto un poema de Celso Emilio Ferreiro, Chove , como está chovendo ahora en Barcelona (canta).

-¿Y, si a los franceses les cantó en gallego, a los gallegos les cantará en francés?

-Pues si queréis, también. Yo soy francés, vasco, catalán, gallego, andaluz, italiano, colombiano, argentino... soy de todos los países que quiero y con los que he tenido un vínculo. Soy de la Tierra y de las tierras donde he vivido.

-¿Y es el Bob Dylan español por su querencia al día a día en el escenario?

-¡Uf! En este momento no es una referencia que me agrade demasiado. Prefiero que me comparen con George Brassens, con Leo Ferré o con Atahualpa Yupanqui, porque Bob Dylan se ha convertido en el payaso de sí mismo.

-El concierto que ofrecerá en Vigo lo organiza Amigos da República. ¿Usted es amigo o amante?

-No sé si hay diferencia. Lo que sí soy es un gran simpatizante de lo que significó. No vamos a reconstruir otra República, sino captar ese espíritu que animó al pueblo español que de repente un día se levanta con sed de saber más, de llegar al conocimiento de las cosas y ponerle luz a sus vidas en vez de lo que pasa ahora, que lo que interesa es ver quién marca más goles. Durante la República el tesoro humano era el saber, el ahondar en las cosas, el ser solidario, eran los valores y los sentimientos. Ahora todo se ha reducido a quién tiene más dinero. Yo reivindico el espíritu de rebeldía republicano.

-¿Hoy hay que galopar con más brío que nunca?

-Desgraciadamente. Yo creía que ya habíamos galopado bastante, pero me doy cuenta de que es necesario y vuelvo a sacar aquella canción. Estamos viviendo una sociedad cobarde, egoísta y consumidora a lo bobo que los únicos frutos que da es la indiferencia hacia los demás.

-¿Ve en su público una renovación generacional?

-No. A la gente joven le han robado la cultura. Se han extraviado, se han abandonado y se han metido por los derroteros de lo facilón y lo insustancial. Han optado por el deporte del «viva la Pepa», les han levantado la tapa de los sesos y han hecho serrín con su sensibilidad. Vienen los payasos estos de los Rolling Stones y ellos van como bobos a llenar los estadios, a hacer gimnasia y a pensar con el culo. Los jóvenes tenían que rebelarse y pedir cuentas a quienes les ha robado su vida y su existencia, pero para eso hay que tener conciencia y es que ni se han enterado. El día que se enteren ya se sublevarán.