«Dylan converteuse en necesidade»

VIGO

El escritor y profesor vigués, paladín del valor didáctico de la poesía en el aprendizaje infantil, es un apasionado seguidor de Bob Dylan como músico y sobre todo, poeta

08 feb 2010 . Actualizado a las 11:57 h.

Entrar en la casa de Antonio García Teijeiro es como adentrarse en un templo dedicado a Bob Dylan. «E aos Beatles -añade-, porque son os que más influíron na miña forma de concibir a vida. Os Beatles significaron a rebeldía nun momento difícil, tanto social como individualmente, e déronme a forza necesaria para empezar a cambiar e Dylan foi o que me fixo concibir a idea de que se podían dicir moitas cousas coa música», explica.

Al escritor vigués, profesor de educación primaria y primer ciclo de la ESO, crítico y especialista en literatura infantil y juvenil, le preocupa la creación propia tanto como la didáctica, y confiesa que siempre ha utilizado generosamente la música en sus clases en un intento de contagiar a sus alumnos el interés por la música y los versos.

Precisamente el último libro de Teijeiro, que ganó el Premio Merlín en 1996 con Na fogueira dos versos , con el que entró en la Lista de Honor del IBBY 1998 y fue finalista del premio Nacional en 1997, es un poemario en el que Bob Dylan actúa como inspirador de cada poema con frases robadas de sus canciones. Petando nas portas de Dylan , que así se llama la obra, «é unha homenaxe que parte dos seus versos e logo tira por outros camiños». El autor cuenta además, que el libro se gestó con su música de fondo «sempre, un tema tras outro, sen un só minuto de silencio», asegura.

Cambiar el mundo

Teijeiro descubrió a Dylan a finales de los años 60 y reconoce que la primera vez que lo escuchó, no le gustó: «Chocoume esa maneira de cantar, pero en canto volvín a escoitalo sentín que se ía metendo moi dentro. E cando empecei a coñecer xoias coma as que conteñen os seus primeiros discos, empecei a sentir a necesidade de cambiar o mundo, pero sobre todo, de cambiarme a min mesmo. Foi ese lugar onde agarrarme e dicir: non estou só», admite.

Desde entonces lo sigue fielmente. Es más, «Dylan converteuse para min nunha necesidade», afirma, y añade que nunca se aburrió ni un poco: «Ao contrario. Profundicei moito no seu traballo e estou convencido de que é un dos grandes poetas americanos do século XX sen dúbida. De feito non me interesa como símbolo contestatario, senon como autor que investigou, que buscou novas vías. Aos 16 anos nunca imaxinei sequera poder velo en directo. Era unha utopía. Un imposible de tan escura que era aquela sociedade. A primeira vez foi para min emocionante. Fun nos anos 80 coa miña muller e co escritor e especialista en rock Jordi Serra i Fabra en Barcelona, e rematamos collidos da man coreando Like a Rolling Stone », recuerda. El autor lo vio después en varias ocasiones y por supuesto, no quiso perderse la oportunidad de asistir al concierto que ofreció en el recinto ferial de Vigo en junio del 2008. Aunque opina que el recital no se celebró en el lugar más adecuado, y que se merecía, como Leonard Cohen, el escenario del Parque de Castrelos, le hizo mucha ilusión: «Foi moi bonito por ser Vigo», resume.

Antonio García Teijeiro «imputa» al trovador de Minesota su pasión por la lírica: «Comprender as letras de Dylan, ademais de escoitar as cancións, levoume á poesía directamente». El músico norteamericano lo condujo sin pagar peajes a Blas de Otero y a Paco Ibáñez, y aclara que aunque no tienen nada que ver, Ibáñez le enseñó el camiño de la poesía y Dylan la unión perfecta entre ella y la música: «Foi unha descuberta. O faro que necesitaba para emprender camiños que despois fun seguindo», cuenta.

«Recoñezo que cos Beatles e con Dylan son coleccionista. A música e a literatura son fundamentais na miña vida pero non recompilo nada que non sexa de persoas que a min me inflúen», manifiesta. El dylaniano vigués ha acumulado a lo largo de su vida una abultada documentación sobre el artista: «Teño moitas rarezas, desde libros a discos, máis de 300 entre vinilos e cedés, ademais de deuvedés. Todo o que saia de Dylan o teño, e ás veces por triplicado, dependendo das versións e edicións que sexan». Entre sus tesoros se pueden ver varias chapas. Y algunas son de autoría propia. Los amigos de Antonio llevan las solapas soberanamente adornadas, porque tiene la buena costumbre de diseñarlas y regalarlas como señal de afecto. «Eu doulle moito valor ás pequenas cousas», reconoce. Eso sí, solamente las hace de The Beatles, Paco Ibáñez, Aute, Dylan, Leonard Cohen y John Lennon.

Alberti, Ibáñez y Aute

A pesar de su pasión por Dylan, Antonio asegura que no es mitómano. Sin embargo, ha tenido la oportunidad de disfrutar de las amistades de personajes como Rafael Alberti, Aute o Paco Ibáñez, que surgieron por casualidad. «Nunca as busquei», asegura. Teijeiro trató a Rafael Alberti durante varios años, a raíz de una crítica de un libro del poeta firmada por el vigués. «Axudoume e animoume moito a escribir. Creouse unha relación moi fermosa, como a que establecín con Moraima, a muller de Celso Emilio»

También mantiene una fluída relación con Aute desde que introdujo su presentación en Vigo del disco libro Un perro llamado dolor y también ató estrechos lazos con Paco Ibáñez. Al vigués le llena de orgullo que el cantautor haya musicado dos poemas suyos y cante sus temas en gallego por todo el mundo. No es para menos.