«A los 16 años pesaba más de 100 kilos y no me comía ni una rosca»

Xulio Vázquez

VIGO

11 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Era un niño gordinflón y sus compañeros de colegio se lo recordaban hasta en el recreo. A esas edades hay una crueldad tan inocente como machaconamente repetitiva hasta el hastío. Harto ya de estar harto de lo mismo, Antonio Calderón Otero (Tony) (34 años) se propuso que no iba a ser más el hazmerreír de la clase. ¡Y vaya si lo consiguió! Todo a base de gimnasio y dieta. Pero no exento de un gran sacrificio. Él mismo se erigió en el escultor de su propio cuerpo. Seguro que aquellos que se mofaban de su físico no lo reconocerían. En lo que va de ayer a hoy se ha convertido en campeón gallego de culturismo y suscita más de un suspiro femenino cuando actúa como estríper. Trabaja de monitor en el gimnasio LMAX, en el número 45 de la calle López Mora. «Cuando tenía 16 años pesaba más de 100 kilos y en las discotecas no me comía ni una rosca», confiesa. -¿Patentó esa dieta milagro? -(Risas). Visité a más de un endocrino, pero lo único que les preocupaba era que bajase de peso. Les daba lo mismo que fuese agua o músculos, con tal de que perdiese volumen. Estaba más feo flaco que gordo. Además, había perdido algo tan importante como es la alegría. Me encontraba súper flácido. Fue cuando me puse las pilas en el gimnasio. Dejé de hacer taekuondo y me metí de lleno con las pesas. A la vez que adelgazaba ganaba tono muscular. -¿No le coserían la boca? -(Sonríe). La alimentación fue el 80% del éxito. Es bien cierto que por la boca muere el pez. A pesar de que se habla tanto del pollo y del arroz, se circunscribe a los días previos a la competición. La clave está en una dieta equilibrada, a base de verduras, pescados, arroz, patatas... Un poco de todo y con algún día libre a la semana para comer una hamburguesa o una pizza. Sin báscula, pero con zumos y agua. Aunque si me tomo una copa de vez en cuando tampoco pasa nada. Hacía cuatro o cinco comidas al día. -¿Cuándo empezó a competir en el culturismo? -A los 18 años. Me gustaba tener un cuerpo danone como los de las revistas. Era la época de Arnold Schwarzenegger y de Rambo. Participé en siete campeonatos gallegos, incluso me retiré en el 2003 sin haberlo conquistado. Tampoco pensaba volver. Pero hace unos me proclamaron campeón en Vilagarcía, concretamente en la talla baja (72 kilos). También quedó campeón el ghanés Gabi Opare, afincado en Vigo, aunque es de otra categoría superior. -¿Fue dura la competición? -No, porque solo tuve que salir una vez al escenario. Lo debían tener muy claro los jueces. -¿A qué le ayudó el culto al cuerpo? -A conseguir un dinero extra como estríper con Tour Last Night y también de gogó en algunas discotecas, incluso de animador. -¿Competición o exhibición? -Solo en un campeonato se valora el cuerpo en su justa medida. No tiene parangón con las actuaciones que hago en las despedidas de solteras. Aunque también me gusta agradar. -¿Alguna anécdota? -Trabajé en una sala para gais. Pero las mujeres son las más lanzadas, aunque nunca lo hago integral. Me parece antiestético.