En un mal partido, el Córdoba tuvo las mejores ocasiones, pero su miopía indultó a los vigueses
14 abr 2009 . Actualizado a las 13:21 h.Un rechace cortó la sangría. Después de doce infames jornadas el cuadro vigués volvió a ganar y Eusebio se estrenó. Pero la victoria frente al Córdoba no puede tapar la realidad. El Celta distó mucho de su mejor versión, fue un equipo sin rumbo que apenas creó ocasiones de peligro, pero tuvo la suerte que se le negó en otras ocasiones. Ghilas repelió un despeje de la defensa y el balón acabó en el fondo de las mallas. El final más surrealista y apropiado para la segunda peor racha de toda la historia celeste.
Eusebio ya cambia hasta el portero. Falcón fue la principal novedad en un once con cuatro novedades, pero por muchas vueltas que el pucelano le dé al once y a la colocación del equipo, el nivel de juego y las dudas siguen sin mejorar. El Celta tiene el balón, pero no crea peligro y es el rival a la contra quien con una facilidad pasmosa pone al descubierto las miserias defensivas.
Volvió a suceder ayer ante un Córdoba que llegó a defenderse y que superada la media hora se cansó de penetrar en las entrañas del área rival, pero su miopía en la definición le privó de cobrar ventaja. Javi Flores y Arteaga lo tuvieron todo a favor en la misma jugada, pero los dos erraron ante Falcón. También lo hizo Asen y más tarde Natalio.
Trivote de contención
Los locales, con Trashorras desplazado a la izquierda en teoría pero ubicado en un punto indefinido en la práctica y con un trivote de marcada contención no divisaron los dominios de Raúl Navas hasta el minuto 40, cuando David Rodríguez no acertó a aprovechar un regalo del centro de la zaga y estrelló el balón en el cuerpo del meta andaluz. Fue entonces cuando con un simple arreón y tres córners consecutivos el Celta pudo abrir la lata. Pero en un arrebato de locura tras el tedio. Nada más.
El segundo tiempo no pudo comenzar mejor. Con un regalo en forma de gol. Porque la ineptitud de la zaga del Córdoba hizo que un rechace de Ghilas -que en la misma jugada desperdició un excelente centro de Renan- terminase en gol.
El partido viajaba entonces a un escenario conocido por el Celta. A favor de obra, justo cuando aparece el pánico a ganar. Los cordobeses lo sabían, y sin lanzarse al ataque con decisión comenzaron a dibujar pases entre líneas que únicamente no cristalizaron por su falta de pegada. Asen metió el miedo en el cuerpo con una remate que se marchó fuera por poco después de encontrar una autopista por el centro de la defensa.
Este pánico se trasladó al banquillo y Eusebio hizo debutar a Juanma Peña como mediocentro para sacar a Trashorras. Fue el inicio de una revolución posicional con la única intención de preservar el resultado.
La apuesta le funcionó al pucelano porque el equipo ganó, pero el Celta fue un flan en los últimos minutos pese a que el Córdoba jamás se lanzó al asedio con decisión. Pierini cabeceó sin oposición, pero mal, dentro del área pequeña, y Asen no acertó con la meta de Falcón cuando el partido ya languidecía y nadie acudió a su encuentro.
Susto al margen, Eusebio ya tiene el triunfo que tanto reclamaba para estabilizar al equipo en el bolsillo. Eso, y un premio adicional de siete puntos con respecto al descenso. Un alivio para preserva la identidad de un colectivo que ayer a punto estuvo de rememorar la peor crisis de la post guerra.