La práctica totalidad de los ayuntamientos gallegos dispone de una casa consistorial más digna que la viguesa incluso en el caso de villas de mucha menor relevancia. Tras abandonar el edificio histórico, pero de dimensiones reducidas, de la plaza de la Constitución, el Concello vigués se instaló en una sede inadecuada y despersonalizada, algo que ha disgustado a los sucesivos alcaldes.
La antecesora de Caballero, Corina Porro, intentó buscar una solución trasladando exclusivamente la Alcaldía al edificio de la calle Areal donde su ubicaba años atrás el Rectorado. Este inmueble, con siglo y medio de historia, fue ligeramente reformado a fin de acoger a la principal institución de la ciudad pese a los problemas que planteaba un traslado de este tipo. El actual alcalde dio marcha atrás nada más tomar posesión y devolvió su despacho a la plaza del Rei y buscando otros usos para el edificio de Areal.