Un edificio levantado con recuerdos

Carla Pereira

VIGO

Años después del incendio que arrasó el suntuoso Gran Hotel, el inmueble fue rehabilitado según la anterior construcción y se convirtió en 140 viviendas de lujo

14 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Fue el destino soñado de muchos pero accesible solamente para unos cuantos. El Gran Hotel de Mondariz Balneario fue construido como un lugar de lujo en el que los ilustres de la época podrían pasar temporadas de descanso. La posición de sus huéspedes, un comedor con capacidad para 800 comensales y todos los detalles lujosos del momento hicieron que se respirase un ambiente palaciego en el emblemático edificio. Primo de Rivera, la infanta Isabel de Borbón, Emilia Pardo Bazán, Rockefeller, Emilio Castelar o Cabanillas son algunos de los personajes de la época que pasaron en el hotel alguna temporada.

La idea de Enrique Peinador y la mano del arquitecto Jenaro de la Fuente dieron buen resultado y el Gran Hotel se inauguró en 1899. Pero el esplendor tuvo su momento y la decadencia del balneario y el Gran Hotel llegaron con el estallido de la Guerra Civil. El escorial gallego, como le llamaban en la época, tuvo un desenlace inesperado durante las obras de rehabilitación que el hotel realizaba cada año para mantenerlo a punto en la temporada de apertura, que se limitaba a los meses de verano. El fuego se propagó por la madera de nogal que abundaba en el edificio. La tarde del 9 de abril de 1973 ardió el Gran Hotel.

Para los que trabajaron allí y para los que disfrutaron de sus instalaciones a cuerpo de rey esta pérdida supuso una desgracia y el declive de Mondariz Balneario. «Fue horrible ver como todo había acabado. Nos juntamos unos cuantos y decidimos formar el grupo Amigos de Mondariz Balneario con el propósito de luchar por la villa, aprender del pasado y conseguir un mejor presente y futuro», afirmó José Antonio Lorenzo, alcalde desde hace 25 años y trabajador, en su infancia, del Gran Hotel. «Trabajé como botones durante cinco años y era un ambiente idílico, los señores estaban con traje y corbata y en el lujoso comedor tocaba una orquesta durante la cena», recuerda con nostalgia.

Con el paso de los años, las posibilidades que ofrecía la ciudad de las aguas eran prometedoras, por lo que se inició un plan para reconstruir el balneario «mediante inversión de capital privado y ayudas del gobierno gallego», afirma el alcalde. La intención fue dar a Mondariz Balneario la posición y el prestigio de antaño. Se consiguió.

El Gran Hotel se convertiría en un edificio con apartamentos de lujo, así que se iniciaron las obras y en el año 2004 se terminó la construcción. «Intentó mantenerse el espíritu del hotel», declaró Lorenzo.

El edificio consta de 140 apartamentos en los que los propietarios, unidos o no sentimentalmente al Gran Hotel, mantienen viva la imagen de éste para no perder los aires de antes. En el edificio se mantuvo la fachada y las escaleras de acuerdo con los planos antiguos. Lo que en su día fueron grandes comedores todavía no están habilitados, los propietarios buscan una utilidad para ellos. El garaje en piedra, los jardines y las puertas y rodapiés de cada apartamento con el número de habitación correspondiente evocan al antiguo hotel.

Manuela Suárez, vecina de Mondariz, es propietaria de uno de los apartamentos desde hace cuatro años y cuenta que lo que les llevo a ella y su marido a comprar una de las viviendas fue una razón sentimental. «Mi marido era un enamorado de este pueblo y su sueño siempre fue vivir en el edificio del Gran Hotel», comenta. «Los que vivimos aquí le damos mucho valor a lo que tenemos, pero los de fuera aún mucho más», añadió.

Otra de las propietarias, Chus Patiño, es natural de A Coruña, pero hace quince años, cuando ella y su marido visitaron Mondariz Balneario bajo el consejo de unos amigos, tomaron una decisión. «Desde el momento en que pisamos este pueblo nos enamoramos de él, así que tenemos en el edificio del antiguo Gran Hotel un apartamento y un dúplex», comenta la propietaria, que decide descansar en Mondariz Balneario por ser «un lugar inigualable para desconectar». Además, afirma que a la tranquilidad del lugar se añade el hecho de que «por ser propietarios hacen descuentos en el balneario». «Estoy encantada», concluyó.

Actualmente, en las instalaciones del edificio se destina una sala a los jóvenes que disfrutan de la beca de pintura Xavier Pousa, que cada año trae a un alumno de cada facultad de Bellas Artes de España para pintar los paisajes y el entorno de Mondariz Balneario. «Me encanta ver a los pintores por los jardines, le da un aire precioso al edificio», comentó Chus Patiño.

En un lugar como Mondariz Balneario es inevitable indagar en el pasado y recordar los tiempos de oro. El hotel ardió, pero los recuerdos y los aires de grandeza permanecen en el espíritu de sus paredes.