El banquillo electoral se mueve

La Voz

VIGO

Los tres partidos empiezan a seleccionar a los que pueden saltar al ruedo autonómico, aunque no lo tienen fácil

17 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El BNG no cuenta con nadie de Vigo en los escaños del Parlamento gallego. Los tiene de O Morrazo, de O Porriño, de Marín, pero de Vigo no. El PP defiende la plaza olívica con el látigo antiburocracia de Ignacio López Chaves, mientras Enrique López Veiga y Alberto Núñez Feijoo esgrimen su viguismo adoptivo de vez en cuando. Y el PSOE tiene en la Cámara del Hórreo a Dolores Villarino y a Manel Gallego como los estandartes de la mayor agrupación socialista de Galicia. Cinco políticos, siendo generoso, de un total de 75 parlamentarios, un porcentaje igual que el que tiene Pontevedra en la sede del legislativo, o menor que el de Lugo, pese a que de Vigo sale el mayor número de papeletas cada vez que se llama a las urnas, por no adoptar el discurso de Montilla y hablar de impuestos y trabajo.

Y ahora que ya suenan los tambores electorales de fondo llega el momento de que cada partido mire hacia atrás para ver qué selección hace para defender a una ciudad a la que desde hace décadas solo llegan promesas, maquetas y power-point. Dirigentes de las tres formaciones admiten tener problemas, no para ocupar la cuota de vigueses, sino para hacerlo con capacidad de arrastrar votos.

Por empezar por la cola, el BNG tiene ya muy claro que será la conselleira de Vivenda, Teresa Táboas, quien liderará la lista de la provincia. Es decir, el puesto 1, para Pontevedra, si a la discípula de César Portela no le tientan las ganas de volver a la vida privada. Por lo tanto el 2 del Bloque será de Vigo, posible, pero no necesariamente, hombre y de la UPG, o bendecido al menos por la formación mayoritaria del frente, por aquello de mantener los equilibrios. Como además lo de Carme Adán no está claro, pues podría volver a ocupar un alto cargo del Gobierno como el que ahora tiene en la secretaría xeral de Igualdade, los ojos se vuelven hacia el Concello, pues no hay mucho más banquillo. Cualquiera de sus ediles podría dar el salto, incluso hay quien quiere recordar que Santiago Domínguez volvió a Vigo porque a Quintana le entró el agobio de no dar con un candidato a la alcaldía, y que por el esfuerzo hecho por el entonces director xeral de Deportes podría haber un pacto previo de retorno a Compostela si se renueva el bipartito.

En el PP está clara la continuidad de López Chaves, o eso se dice en Santiago. Otra incógnita se abre si Feijoo no se presenta en esta ocasión por Pontevedra, lo que podría llevar a Pilar Rojo a ascender a la cabecera de lista, lo que de nuevo daría con Vigo en el segundo puesto de la lista. Pero el salto de Feijoo a A Coruña, además de tener difícil explicación, tiene peor solución, porque no hay muchos posibles unos en el PP de Vigo, e incluso no demasiados doses con capacidad de arrastre. Lo que hace que los populares miren también hacia el Concello, aunque Corina Porro (senadora, diputada provincial y concejala) prefirió en su día que López Chaves no duplicase cargos. Y Figueroa tendría que dimitir como vicepresidente de la Diputación, cosa poco probable.

En el PSOE está claro que María José Caride será la 1 ó 2 del PSOE dependiendo de la provincia por la que concurra Touriño. Si Dolores Villarino no se retira, repetirá, es casi palabra de presidente. Manel Gallego no lo tiene tan fácil. Abel Losada está llamado a mover la intendencia del presidente y a un salto incluso mayor si repite el bipartito, por lo que habrá pelea por los puestos vigueses del PSOE, entre los que Caballero quiere tener un peón propio.