«Andrés Calamaro y Pinto me compraron discos de vinilo»

Xulio Vázquez

VIGO

27 may 2008 . Actualizado a las 11:46 h.

Vive rodeado de discos y se pasa casi todo el día escuchando música. Samuel González Massó (35 años) puede permitirse ese lujo porque ha convertido esa afición en su trabajo. Es propietario de la tienda Honky tonk discos, en el 18 de la calle Falperra, con la singularidad de que son de vinilo. -¿Cómo se le ocurrió ese nombre para la tienda? -Está sacado de una canción de los Rolling Stones. La idea me surgió viajando por algunas capitales europeas, donde conocí tiendas de este tipo, creadas expresamente para estos discos de vinilo, aunque también tengo cedés. LLevo con este negocio alrededor de 11 años y cuento con una buena clientela. -¿Hizo algo en la música? -Me gustaba tocar la guitarra, pero no era un virtuoso. -¿Los discos de vinilo no serán como los viejos roqueros? -Sí (risas). Estoy convencido de que nunca van a desaparecer, sin embargo, creo que los cedés no resistirán muchos años. Actualmente siguen haciendo discos en vinilo y publicando reediciones de clásicos de los sesenta y setenta. Para los coleccionistas también tienen mucho interés las foto disco ( picture disck ). Por ejemplo este tiene imágenes de Elvis Presley impresas en el vinilo negro. -¿El volumen de discos? -En la tienda tengo alrededor de 5.000. Pero destacaría más la calidad, el tener una buena selección. -¿Qué tal se conservan? -Muy bien. Es un material que puede sobrevivir a su propietario. Todos pasan un control de calidad y no se admiten los rayados. -¿El más antiguo que tiene? -Uno con grabaciones de Bessie Smith de los años veinte. No es original, de ediciones posteriores. -¿La discografía en general? -De rock y sus variantes, con los Beatles, Rolling Stones, Bob Dylan... Todos esos grupos clásicos. También de jazz, soul o de blues, además del heavey metal. -¿Alguna anécdota? -Recuerdo que Andrés Calamaro me compró algunos discos, incluso le regalé uno y me invitó a un concierto. También el portero del Celta Pinto fue cliente mío. Otra más graciosa es que un joven me quiso vender música clásica y me decía que la firma del disco era del propio Beethoven. No se lo compré, pero me reí.