La Mirilla
19 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.En Vigo son muchos los apasionados de la mítica moto que, pese a sus más de 60 años de vida, no sólo no acusa el paso del tiempo, sino que no para de ganar adeptos. Un más que reducido grupo de estos forofos (David Casal y los hermanos Fernando y Roberto Carrera) se propusieron un buen día del pasado verano recuperar el espíritu asociativo que allá por los 60 vivió esta ciudad alrededor de la Vespa. Dicho y hecho. Les faltó tiempo para ponerse manos a la obra, contactar con otros locos por este medio de transporte que un día de abril de 1946, sin saber que su popularidad traspasaría fronteras, presentó en sociedad el empresario Enrico Piaggio, fruto de la imaginación del ingeniero aeronáutico Corradino D'Ascanio. El caso es que la idea se fue propagando y todo ha llegado rodado. Como corresponde a una iniciativa motera, por otra parte. Ya tienen estatutos, logotipo, página web y, sobre todo, un entusiasmo desbordante. Se hacen llamar Vespeinados. Aquellos cuatro locos iniciales se han converitdo ya en una veintena, y mantienen los brazos abiertos a todas las almas vesperas. Jóvenes o veteranas, fieles devotas o conversas.... Hablando de veteranía, en la salida que realizaron hace una semana, y que les llevó por tierras de O Morrazo, se fotografiaron ante la estatua de Cachamuiña, en la plaza de la Independencia. Fue su particular homenaje a los vigueses que les precedieron en la empresa (la de crear un club vespero en Vigo), y que también quedaron inmortalizados ante la misma imagen del líder de la Reconquista allá por 1960. La única diferencia es que la estatua tenía entonces otro escenario, la plaza de España. Alguno de aquellos pioneros (porque aquí las noticias vuelan), ya les ha trasladado su felicitación por recuperar aquella iniciativa que sus integrantes vivieron un día con la misma pasión con la que ahora lo hacen los Vespeinados. Es el caso de Edilberto Álvarez Soto. Por una mera cuestión de fecha de nacimiento ya está jubilado, pero como la edad del calendario y la mental no siempre coinciden (y este es un caso), no sería raro que cualquier día de estos Edilberto volviera a fotografiarse a lomos de una Vespa y, lo que es mejor, a conducirla. Al tiempo. Según leo en el significado de nombres, es lo que quiere decir Raimundo. Será por eso que los abogados han elegido como su idem al de Peñafort. Por eso o, porque como ellos, tuvo que apretar los codos para superar los estudios de Derecho en la escuela catedralicia de Barcelona allá por el siglo XIII. El caso es que ayer, con doce días de retraso por una mera cuestión de agendas, los abogados vigueses, con Alfonso Álvarez Gándara, su decano, al frente, festejaron el día con actos varios. Para empezar, misa en la Colegiata, en la que intervino el coro del Colegio (de abogados, claro). Para seguir, aperitivo en el NH y, para rematar el día, cena-baile en el Club de Campo en cuyo transcurso, como es tradicional, se entregaron las insignias de oro a los colegiados con cuarenta años o más de ejercicio profesional. Que haberlos, haylos. Sobre todo en un colectivo tan amplio. 1.513 estaban colegiados a día de ayer.