La batalla de flores comenzó en 1892

La Voz

VIGO

Memoria de Vigo Las primeras ediciones se celebraban en la calle del Príncipe y había premios no sólo para carrozas, sino también para automóviles y bicicletas que engalanaban los vecinos

08 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

En las páginas de La Voz de Galicia del 3 de agosto de 1892 se anticipaba que el Gimnasio, una sociedad que entendía en cuestiones recreativas pero también promocionaba deportes, preparaba una fiesta que sería novedad en Vigo: la batalla de flores. La comisión organizadora, decía, se preocupaba de la adquisición de flores y, para facilitárselas al vecindario, «se ha dirigido ya a algunas casas de otras provincias y en particular a las de Portugal para que en los días que anteceden al de la fiesta se instalen en Vigo puestos de flores». El domingo 14 del mismo mes fue el día elegido y el lugar para celebrar la batalla, la calle del Príncipe. Aquella primera fiesta, que terminaba en Porta do Sol, fue fastuosa, con los balcones engalanados y llenos de gente, la calle y la plaza abarrotados de vigueses. Dos bandas de música, la Municipal y la del Regimiento de Murcia, amenizaron el festejo. A las seis de la tarde se inició el desfile de carruajes con los seis aportados por el Gimnasio, seguidos de otros de conocidas familias. La incruenta guerra de pétalos y aun de ramos duró hasta que se agotaron las existencias, a lo que colaboraron los marinos de la escuadra italiana que estaba en el puerto. Hubo diversos premios, pero el primero y especial se concedió a Hipólita Padín, hija de un militar bien conocido, que hizo una cuidada decoración floral en su casa de Príncipe, con una carabela de Colón como centro. La batalla entusiasmó y siguió muchos años, hasta los treinta, con algunas, escasas interrupciones intermedias. En 1900, por ejemplo, el festejo fue en la Avda. de Elduayen, con sillas de pago. Si saltamos a 1907, la batalla se celebró en agosto, como siempre, y en 1915, organizada por la Asociación de Festejos, resultó muy deslucida. En aquellas ediciones no sólo se premiaban las carrozas adornadas, sino también coches de caballos, automóviles y hasta bicicletas. En 1925, la batalla ya tenía lugar en Policarpo Sanz y Porta do Sol, con participación de cerca de 40 coches y automóviles y entre los premiados aparecía Luis Ksado, uno de los fotógrafos gallegos más admirados, que tenía estudio en Santiago y Vigo. Lo había engalanado como si se tratara de un saltamonte. En los primeros años cuarenta se reanudó la batalla, que debió durar poco, según el testimonio de un vigués de aquellos tiempos. En 1961 se rescató el que había sido siempre el número fuerte de las fiestas, nuevamente en el escenario de Policarpo Sanz. En aquella edición participarton hasta 11 carrozas del Ayuntamiento, sociedades y empresas. Y así siguió hasta los primeros años setenta, en tiempos del alcalde Ramilo. Quienes pensaran que la batalla recuperada en 2005 tiene una antigüedad de 30 años, añádanle dígitos.