Pesos pesados

La Voz

VIGO

M. M.

La Mirilla

08 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Acaso regalaban un brillante por la compra de tres litros de aceite de oliva? ¿O es que había aterrizado un ovni? Frío, frío. El remolino de jovencitas con cara de yo lo vi primero se debía a la presencia de Miguel Ángel Múñoz. Sí, ese veinteañero morenazo que cambió las botas de jugar al fútbol (iba para estrella del Real Madrid) por las zapatillas de ballet en aquella famosa serie de la tele en la que también descubrimos que Penélope Cruz tenía una hermana bailarina. Bueno, a lo que iba, que Miguel Ángel Múñoz llegó (tarde, eso sí), vió y venció. Nada a lo que su cuerpo serrano no esté acostumbrado. Al chaval sólo hay que ponerle un pero, el manager. Éste, aparentemente imbuido de los secretos del bien y del mal, prohibió (bueno, lo intentó) a los fotógrafos de prensa hacer su trabajo. «Si quereis fotos, en el hotel», les espetó. Querido manager, lo que buscaban los fotógrafos, al menos la de esta casa, no era el lado más fotogénico de su representado, sino las caras de felicidad de las fans viguesas de MAM rodeando a su ídolo. La fama es una cosa latosa, pero también efímera. No conviene ser demasiado tiquismiquis con según qué cosas, no vaya a ser que desaparezca de repente y luego, a silbar a la vía. Espero que el señor manager no estuviera tan puntilloso de madrugada en la discoteca Queen, donde Miguel Ángel era una de las atracciones. Pues eso. Ochenta y tres kilos de miel Con 180 gramos para ser exactos. Son los mismos que pesa Xacob Agra. El piloto de motos más famoso de O Porriño se subió a mediodía de ayer a la báscula instalada al efecto en el polideportivo de la villa, en el que estos días se celebra su famosa feria apícola. Desde que hace ocho años (la feria va por la edición número dieciocho), el apartado O seu peso en mel, se ha convertido en uno de los más atractivos del programa. Por la báscula industrial han pasado gentes de tan variopinta corpulencia como el ex alcalde José Manuel Barros o la alpinista Chus Lago. Si es cierto que en el medio es donde está la virtud, podemos considerar virtuoso a Xacob Agra. En cuanto a lo que cada uno de los pesados decide hacer con tantos kilos de rica miel, es cosa suya. Unos se la llevan a casa para regalar a parientes y amigos, otros se hacen el firme propósito de no utilizar otro endulzante en casa durante todo el año (o años) y otros, como hizo ayer Agra, piden a los organizadores que la repartan entre las asociaciones porriñesas que consideren oportunas. Tal vez si el pesaje hubiera sido antes de su participación en el Dakar, hubieran catado miel gallega en el África subsahariana. Quizá.