Libros para una isla desierta

La Voz

VIGO

La Mirilla

21 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Los oganizadores del recién celebrado Salón del Libro Iberoamericano de Gijón tenían curiosidad por saber qué les gusta leer a los escritores. Con tal motivo invitaron a una ristra de ellos (Rosa Montero, Chus Lago, Victoria Sanford, Elsa Osorio, Javier Cercas, Rosa Regás Karla Suárez, José Carlos Somoza...) para que contaran en primera persona la historia que más les había marcado, conmovido, conmocionado... y, en todo caso, se había convertido «en un silencioso amigo a la espera de un próximo reencuentro». Así se supo de la querencia de la capricornia Montero por la Lolita de Nabokov, o de la de Chus Lago, que se ha zambullido en la literatura con la misma entrega con la que escala montañas imposibles, por Atrapados en el hielo , de Ernest Sackleton. Me cuentan que no sólo ató a la butaca al abarrotado auditorio durante la media hora que duró su intervención, sino que se lo metió en el bolsillo. A pesar de que a la misma hora competían con Woody Allen en un escenario próximo. Tanto se entregó (el público, digo) que terminaron cantando Asturias, patria querida . Sin beber ni una copa, según jura la protagonista. Y si alguien piensa que para engancharlos mezcló su faceta de deportista con la literaria, se equivoca. De hecho del que más habló fue de El Quijote , con cuyas aventuras comparó las de los héroes del libro que eligió. Salvando las distancias son dos historias de caballeros, de honor y de utopia, dijo. Ya lo dejaba claro Sackleton en el anuncio que puso en 1914 para reclutar a los 27 Sanchos que le acompañaron en su travesía de la Antártida: «Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Mucho frío. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito». Creo que Luis Sepúlveda, el escritor chileno que un día fue escolta de Salvador Allende y que firma el libro que, dicen, es el favorito del subcomandante Marcos ( Un viejo que leía novelas de amor ), ya piensa, en su calidad de coordinador del certamen, en hacer fija a Chus Lago. Mientras tanto, en Vigo sigue sin ser profeta. Cosas. Aclaración Sí. Que quede muy claro que no sólo los alumnos del Instituto Alexandre Bóveda ganan competiciones matemáticas. El viernes contaba en esta página, con foto incluída, que Diego Pérez fue el ganador de la olimpiada matemática para segundo de ESO. Rigurosamente cierto. Pero lo que no dije es que le acompañaron en el mismo lugar del podium Adrián Chaves, también vigués, en este caso alumno del Instituto Santo Tomé, que además fue el primero en encontrar la solución a todos los problemas, y Pablo Coladas, del colegio Peleteiro (Santiago). Los tres viajarán a finales de junio a Madrid para representar a Galicia en la fase estatal de la olimpiada. Pues que Pitágoras les inspire, que seguro que sí, y demuestren que son los mejores. Tiempo de ascensos O eso esperan los forofos celestes. Los que no tienen que esperar porque ya entonaron el alirón son los juveniles del Erizana. Después de una temporada redonda, ha llegado la recompensa en forma de Categoría Provincial. El Concello de Baiona no ha querido pasar por alto tanto esfuerzo sobre el terreno de juego (y sin primas ni fichas, por puro placer deportivo) y se lo ha reconocido con una recepción y un regalo. Se lo entregó el alcalde, Jesús Almuíña. Pero en realidad el que más les gustó fue la copa de campeones de la que, como se puede apreciar en la foto, no se separan. Pues a por la siguiente meta. Ponteareas, fin de etapa Y el punto de partida también. Álvaro Pino pondrá hoy en marcha el reloj del Corpus. Y es que la lectura del pregón, de la que este año se encarga el ex ciclista (profesional), inicia la cuenta atrás de una de las fiestas más internacionales de Galicia. Las alfombras de flores de Ponteareas se conocen en medio mundo. El hecho de que esté involucrado todo el pueblo no es ajeno a tanto éxito. El propio Pino ha contado en alguna ocasión (tal vez lo recuerde hoy), que cuando competía por esos mundos de Dios algún aficionado inglés o alemán llegó a felicitarle, ya no por sus éxitos deportivos, sino por ser de Ponteareas. Así no me extraña que reivindique ser un gregario más.