El estanque permanece sin agua y la plaza acumula cada día más suciedad La praza de O Berbés se encuentra abandonada a su suerte desde hace poco más de dos meses, justo el tiempo transcurrido desde la inauguración de la reforma, el 12 de abril. El estanque, que según el arquitecto Vázquez Consuegra representa un elemento relajante y recuerda la presencia del agua en otro tiempo, no sólo aparece vacío, sino que sirve para acumular la porquería del entorno. Concello y Zona Franca todavía no han suscrito un acuerdo sobre su mantenimiento.
20 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Una vez más, el mantenimiento del proyecto de Abrir Vigo al Mar vuelve a ocasionar problemas. En esta ocasión, le ha tocado el turno a la última inauguración, la reforma de la praza de O Berbés. Si bien, en un principio se habló oficiosamente de filtraciones para justicar la situación del estanque sin agua, posteriormente fuentes de la Zona Franca explicaron que permanecerá vacío hasta que se traspase su mantenimiento al Concello. Las mismas fuentes declararon que técnicos de ambos organismos negociarán el traspaso. El acuerdo no se presume precisamente fácil, como apuntan desde el Concello. Los técnicos de la administración local tienen la instrucción de mirar la obra con lupa, máxime tras observar humedades en el aparcamiento subterráneo el día de su inauguración. Los responsables municipales aseguran que no se harán cargo de la obra hasta que no esté todo atado y bien atado. Entre tanto, los vecinos asisten atónitos a su degradación y el elemento relajante que, en teoría era el estanque, se está convirtiendo, más bien, en motivo de ataque de nervios entre la población, a medida que pasan los días y se acumula la suciedad. Vecinos del Casco Vello advierten que la inauguración de la plaza ha sido, una vez más, un timo al no acompañarle medidas de mantenimiento. Piden a Zona Franca que se haga cargo del mismo en tanto no se tranfiere al Concello. Las nuevas características de la plaza de O Berbés y el aparcamiento subterranéo obligarán a trasladar algunas de las atracciones habituales de las fiestas a otro lugar, por exceso de peso.