López Veiga ya tiene programa para Vigo

La Voz

VIGO

M. MORALEJO

CARLOS PUNZÓN REPORTAJE Niega pelear por la alcaldía pero describe sus prioridades para la ciudad

20 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

U regreso a la vida política no le ha hecho levantar el pie del acelerador en sus apreciaciones y críticas. Lo políticamente correcto es un término que Enrique López Veiga parece no querer integrar en sus discursos. Pero después de oirlo con detenimiento todo parece apuntar a que el ex-conselleiro no discrepa de los proyectos con la inocencia del que acaba de llegar, sino que sabe a quien dirige sus ataques para que la diferencias, aunque sea dentro del propio PP, queden claras. Lo que haría en Vigo si fuese alcalde lo explicó esta semana ante los empresarios. Habló con cierta claridad y todavía sin las hipotecas del que tiene que quedar bien porque necesita hasta el último voto. Él dice que no necesita votos para ser alcalde, porque no quiere serlo, pero por si acaso dejó antes de volver a su comisión de Finanzas del Parlamento Europeo su particular programa electoral para Vigo, por si al final resulta que era necesario ir ganando terreno. «Retrógrados, funestos, desaguisados, horrible atentado urbanístico, repugnantes...», son algunos de los adjetivos y epítetos con los que López Veiga describe en su ideario parte de la situación de Vigo. «Integración, planificación, cosmopolitismo...» son sus recetas. Puerto, puerto y puerto. El primer conselleiro de Pesca de Fraga opina sobre todos los sectores de la ciudad, pero su apreciación de hacia dónde debe ir Vigo la resumió en dos frases. «Rotundamente digo que el futuro de Vigo pasa por el predominio de un espíritu universal y solidario, por una buena planificación urbanística y por una rigurosa gestión económica, pero sobre todo por una apuesta vigorosa por el desarrollo marítimo. Sin Vigo no hay Puerto, pero sin Puerto no hay Vigo», Lopez Veiga dixit. Todos a votar. El biólogo vigués piensa que antes de hacer nada los políticos tienen que motivar a los electores para que participen. «El abstencionismo sólo da patente de corso a los elegidos», advierte, para colar uno de sus guiños críticos a la clase política, a cuyos líderes exige que muestren con claridad cuáles son sus principios y sus propuestas. PP galleguista y universal. Quizás por ser presidente del PP de Bélgica, López Veiga asegura que su partido es tan universal e integrador que no se le puede considerar ni nacionalista español. Sí lo ve galleguista, «que no es lo mismo que nacionalista», remarca, para dar uno de sus múltiples mordiscos al nacionalismo, que para él falsifica y altera la historia, excluye y tensiona. ¡Atención empresarios! «Dificilmente alguien del BNG será buen gestor, ya que aplica una ideología del siglo XIX, el marxismo», y todavía abre más los ojos cuando pronuncia dicha palabra. Urbanismo estable. La planificación con visión de futuro es la regla que debe regir el urbanismo de Vigo para quien desde le próximo verano dirigirá el Centro Tecnológico del Mar en Vigo. Planes de ordenación urbanos fijos y definitivos y que asignen con claridad las zonas industriales, comerciales, de residencia y de esparcimiento y sus accesos es algo de lo que Vigo debería dotarse, advierte. Y llega el segundo aviso a la clase política. «Con esos planes no mutables se evitaría dar lugar a las tan malhadas recalificaciones que son muy mal vistas ya que una gran mayoría de las ocasiones se perciben como movidas por oscuros intereses especulativos». La honradez de la mujer del César, como no podía ser menos es mentada en ese momento por López Veiga. Déficit cero y no a Emorvisa. Déficit cero, esa es su premisa básica hasta para su casa. ¿Para hacer más cosas? Pues que el Ayuntamiento busque fuentes de financiación adecuadas a cada proyecto, y cuando sean impositivas, mejor que no dañen a la actividad económica del municipio. Fomentar la competencia es un buen camino siempre, a juicio de López Veiga, para ajustar el precio de los servicios públicos y que la lucha entre empresas sea «sana». Aire y al toro, «y por eso los monopolios de todo tipo no parecen compatibles con una gestión sana». Sin citarla le llega la hora a Emorvisa, para que se vea que, el posible futuro candidato a su pesar, desciende de la teoría hasta lo palpable. «Resulta especialmente repugnante y siniestro por la delicada naturaleza de su función y además de dudosísima legalidad», señala como si tuviera ganas de decirlo desde hace tiempo. Pocos funcionarios, pero bien pagados. Aboga el eurofuncionario por sujetar el gasto, y nada mejor que hacerlo en el capítulo que más pastel se lleva, el de la función pública. «Son esenciales, pero el gasto que originan tiene que estar muy equilibrado con las prestaciones que dan». Para ello propone reducir todo lo que se pueda el funcionariado, para que sea eficaz, eso sí con buenas dotaciones y mejores sueldos. Inversiones no localistas. Con lo ahorrado en personal, López Veiga entiende que Vigo debe luchar por las infraestructuras como base para los servicios y captación de inversiones. Pero eso sí, haciéndolo de manera coordinada con el resto de Galicia y sin localismos. «¿Por qué no defender desde Vigo que la terminal de carga aérea de Galicia esté en Santiago si allí puede ser mejor que en Peinador?», se pregunta ahora que no está en campaña. Metro ligero, no. El tráfico es uno de los principales problemas urbanos, y por si acaso avisa, si el tranvía depende y bloquea el resto del tráfico y tiene que parar en cruces y semáforos, Vigo tendrá un nuevo obstáculo. ¿Lo repetirá en campaña ante Xosé Cuiña, cabeza de la lista en la que él ocupará el nñumero dos y cofinanciador del proyecto? Que cada ciudad apande con sus basuras, regeneración de espacios verdes, un parque por barrio, recuperación arquitectónica y sobre todo empresa y puerto, puerto y puerto, «mojado, nada de seco», (nuevo dardo a Cuiña, Egerique y Pedrosa), completan el programa del alcaldable, que sólo López Veiga asegura no querer ser.